La infidelidad en una pareja tiene lugar cuando una o ambas partes de una relación, previamente definida como monógama, no respeta este acuerdo. Si bien es válido pensar que en una relación poliamorosa, también puede haber códigos de fidelidad, resulta menos probable.

Pero ¿qué pasa con las fantasías? Y no nos referimos solo a las sexuales, sino que a fantasear derechamente con una o más personas, pero sin llegar al contacto físico. Si bien muchas parejas pueden respetarlo o ignorarlo, otras se manifiestan abiertamente incómodas ante esa posibilidad.

Y es que quizá ese amor tan profundo que sientes por tu pareja y la fidelidad que prometiste se ha vuelto tan potente, que el solo hecho de pensar en otra persona, en términos afectivos y/o sexuales, te hace sentir “culpa”. O quizá el hecho de pensar que tu pareja puede tener otra fantasía similar te provoca una ansiedad que te gustaría no sentir.

En ese sentido, tu mente sabe que una fantasía no tiene por qué llevarse a cabo, sobre todo si eres un adulto maduro. Puedes perfectamente controlar tus impulsos, sobre todo carnales; pero también puede que te juegue una mala pasada y te haga pensar que ese “deseo prohibido” puede superarte hasta no poder contenerlo.

Las fantasías, además, pueden ocurrir desde un sueño hasta verte en una red social revisando día y noche el perfil de alguna persona con la que fantaseas, sin siquiera conocerla.

El tema es que entre una fantasía de infidelidad y una infidelidad real, existen puntos comunes que van desde una mera curiosidad hasta un deseo de venganza, aunque las primeras son menos comprendidas.

De acuerdo a un estudio de 2003, realizado por las psicólogas españolas María Lameiras Fernández y Yolanda Rodríguez Castro, se demostró que, entre universitarios, los que presentaban niveles más altos de apertura en su personalidad y niveles más bajos de escrupulosidad, también tenían actitudes más favorables hacia la sexualidad, en términos generales.

Otro estudio de 2012, liderado por la psicóloga Jenny Bivona en la Universidad de Texas, y que abarca quizá un lado más oscuro de las fantasías sexuales, reportó que las universitarias que tenían “fantasías de violación”, presentaban una apertura más alta a experiencias sexuales en general.

fantasías sexuales en pareja
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De acuerdo a estos postulados, la doctora y profesora emérita de Psicología y Neurociencias, Susan Krauss Whitbourne, de la Universidad de Massachusetts Amherst (Estados Unidos), señala que “es posible que la gente que tiene más probabilidades de fantasear con alguien que no sea su pareja, simplemente tiene más probabilidades de fantasear sobre el sexo en general. También podrían tener menos inhibiciones y sentirse menos restringidos por los lazos de compromiso de una relación a largo plazo. Incluso si nunca llevan a cabo sus fantasías, no se castigan a sí mismo por tenerlas”.

Pero la pregunta que se hacen muchas parejas es si acaso aquellas fantasías son sinónimo de que la relación va por mal camino o existe riesgo de una infidelidad real a futuro.

Krauss Whitbourne, indica que en general las relaciones evolucionan y si en un comienzo la pasión era un factor clave en la pareja, quizá con el tiempo se convirtió en una forma más serena de intimidad pero igual de satisfactoria. Y en ese sentido no es difícil entender que una fantasía de infidelidad puede simplemente estar añadiéndole una pizca de emoción a esa misma relación.

Algunas parejas incluso comparten aquellas fantasías y las ocupan a su favor.

Ahora bien, en toda relación monógama existe el riesgo de una infidelidad, y a veces parten por meras fantasías que poco a poco van cobrando mayor protagonismo en la vida de la persona, tanto así que les impide disfrutar de una sana intimidad con su pareja. En ese momento puede volverse un poco preocupante y vale la pena preguntarse qué es lo que lo está provocando en vez de luchar a ciegas con ese impulso.

Finalmente, la experta plantea estas preguntas: “¿Hay algo en el aspecto, gestos o comportamiento en el dormitorio (o algún otro lado) que esté alejándote mentalmente? Si fantaseas constantemente sobre la misma persona, ¿qué cualidades tiene ese otro individuo que sientes que a tu pareja le hacen falta? Al permitirte explorar tus fantasías en lugar de luchar en su contra, podrías obtener algunas percepciones para compartirlas con tu pareja. No necesitas mencionar las fantasías, pero pueden hablar de lo que probablemente representen”.