Pese a que Estados Unidos es el país con más contagios y fallecidos a causa del coronavirus COVID-19, en varias ciudades los locales comerciales ya volvieron a operar con atención de público.

Uno de ellos es el restaurante Frog & The Bull de la ciudad de Austin, Texas, comandado por su dueño David Fernandez, quien vivió un día inolvidable tras semanas de permanecer en cuarentena obligatoria.

Y es que un cliente y su familia le cambiaron el rostro a él y a su equipo de trabajadores, gracias a una generosa propina que dejó tras consumir 337 dólares, es decir, unos 283 mil pesos chilenos. Como si fuera poco, el cliente le pidió al mesero que le cobrara dos veces la cuenta.

El trabajador, Josh Pikoff, de 18 años, reaccionó con sorpresa y le pidió ayuda a su jefe, Fernandez. Por ende, él le consultó nuevamente al cliente y este corroboró sus dichos.

Luego, cuando le entregaron la nueva cuenta, el hombre agregó una propina de 300 dólares (252 mil pesos chilenos aprox.) para Pikoff y otros mil dólares (840 mil pesos chilenos aprox.) “para la casa”.

De acuerdo a una imagen del cheque difundida por CNN, el total ascendió a 2,029 dólares, es decir, más de un millón 700 mil pesos chilenos.

generosa propina en texas
Captura CNN

“Al principio me sorprendió mucho porque no entendía por qué me lo estaba dando”, dijo Pikoff al medio en cuestión. “Pero dijo que estaba extremadamente agradecido de que estuviéramos abiertos y nos pusiéramos en riesgo para servir a la comunidad“, agregó.

Realmente no sabía qué decir. Fue extremadamente generoso y me impresionó mucho“, indicó Fernandez.

El restaurante de David llevaba apenas cinco meses abierto cuando la pandemia del coronavirus se desató, por lo que debieron cerrar a mediados de marzo.

Desde entonces, tal como muchos locales alrededor del mundo, debieron reinventarse y siguieron funcionando como delivery. “Literalmente nos reinventamos de la noche a la mañana. Pasamos de un establecimiento de comidas informales de lujo a lo que le dije a mi chef ejecutivo, ‘tienes que ser un carro de comida sin ruedas’“, recordó Fernández.

Por lo anterior, cuando este 30 de abril se levantó la orden de quedarse en casa de Texas, los establecimientos comenzaron a abrir nuevamente, aunque con medidas sanitarias fundamentales.

“Estábamos bien preparados para lidiar con todos las medidas. Por ejemplo, solo podemos acomodar una capacidad máxima del 25%, por lo que tenemos un esquema de asientos muy estricto que ha excedido el tiempo de espera para mantener a las personas seguras”, aseguró.

Cabe señalar que el dinero extra que dejó el cliente ayudará al restaurante a recuperar en parte sus ingresos mermados.