Para muchos la cuarentena debido al coronavirus es una ‘pesadilla’, ya que necesitan salir a tomar aire puro, reunirse con amigos, ir al gimnasio o visitar a sus familias.

No obstante, para algunas personas estar en su casa sin poder salir es un infierno, ya que conviven con una pareja que las maltrata.

Este es el caso de Deborah, una española, quien comentó a Huffington Post que “la primera semana de encierro con él fue terrible. Llevábamos sin hablarnos desde el 25 de enero y, al vernos encerrados juntos, ha ido a peor”.

La mujer también teme por su hija: “Él entraba y salía de casa y pasaba todos los días fuera tres horas sin hacer caso de las recomendaciones del Gobierno, poniéndonos a mi hija y a mí en riesgo por el posible contagio. Estábamos asustadas”.

Según narró, el hombre solo compra comida para él y la esconde. Además, depende de él económicamente. “Más de una vez he tenido la fuerza y las ganas de irme, he visto el momento… Y el problema era la economía. He tenido que volver a hablarle y ser su sumisa y su esclava hasta que podamos salir de aquí, así podemos tener una convivencia medianamente tranquila”, enfatizó.

En algunas ocasiones, como no ha tenido para comer, ha debido ir al banco de alimentos, pedir ropa y zapatos.

“Le hice la cena una noche y le ofrecí desayuno, pero no quería, así una y otra vez hasta que he conseguido que estemos más tranquilos. Así estamos, yo siendo muy buena para él, pero para mí es muy humillante y denigrante”, relató Deborah.

“Es una situación que te hace volver a pasar cosas que te prometiste no dejar pasar”, recalcó.

La mujer asegura que teme a volver a engancharse por esta dependencia. “Porque lo que nos hace estar con ellos, además de la economía y el miedo es la dependencia y lo peor de los narcisistas es que nosotras nos los creemos”.

Deborah solo quiere que el tiempo de cuarentena pase para pedir asesoría con abogados y conseguir un trabajo para comprar sus medicamentos y mantener a su hija.

Lucía, vive algo similar. Sumado al miedo de contagiarse con el COVID-19, tener una hermana enferma a la que no puede ver, debe vivir con su agresor, quien solo le permite ver a su hijo de 7 años unos segundos al día.

“Utiliza a mi hijo como herramienta para hacerme daño”, cuenta, asegurando que se mantiene gran parte del tiempo encerrada en su pieza.

Sobre cómo se toma su pequeño esta realidad, cuenta que “sabe que no puede verme y lo asume, ya lo ve normal aunque no sepa por qué está pasando”.

“Mi hijo entra a darme un beso a la habitación y, cuando me ve, me recuerda los días que quedan para estar conmigo. Si soy yo la que va donde están ellos, el padre cierra la puerta o se lo lleva a otra habitación que pueda cerrar”, detalla.

“En esta situación, no me queda otra que seguir sus normas”, dice Lucía, quien está medicada y en constante comunicación con su psicóloga.

Según detalla Huffington Post, ambas mujeres, de quienes dieron nombres ficticios y con las que se comunicaron por mensajes, son apoyadas por la Fundación Ana Bella, institución que por estos días está “desbordada” de trabajo, debido a todos los mensajes que reciben de víctimas que piden ayuda.