Hay personas que en medio de la crisis, en vez de hundirse en ella ven o crean una nueva oportunidad. Es el ejemplo de Carmel Jane, que luego de quedar en la calle tras su divorcio logró levantar su propia empresa.

Tras un matrimonio “profundamente infeliz y difícil” como ella misma describió en una entrevista al medio “The Sun”, decidió separarse de su esposo en el año 2006. “Cuando me fui, él se quedó con el negocio, se quedó con la casa, se quedó con todo”, afirmó.

Una cámara fue la mejor aliada de esta madre de niños gemelos, Zak e Iggy, en ese momento de 4 años de edad. Carmel se dedicó a trabajar como fotógrafa de bodas en Brentwood, luego de no poder regresar a Nueva Zelanda, país donde creció.

4 años más tarde un desafortunado diagnóstico le indicó que padecía de cáncer de seno en etapa dos, pese a no tener antecedentes de esta enfermedad en su familia. Rápidamente se sometió a una tumorectomía y quimioterapia para combatir el tumor. A pesar de estar enferma debió seguir trabajando para poder pagar su tratamiento.

En uno de los eventos sintió que debía realizar un giro radical en su vida: “Te das cuenta de lo preciosa que es la vida y lo importante que es cada día. Extrañaba terriblemente a mi familia, estaba sola y estar inmersa en la alegría de las bodas fue desgarrador. Sabía que no podía seguir haciendo bodas”.

Tras vencer el cáncer de mama se inspiró en crear su emprendimiento, gracias al ahorro de £ 10,000 (más de 9 millones de pesos chilenos) se enfocó en ofrecer fotografías y grabaciones de espectáculos de danza.

Junto a un diseñador puso en marcha el nuevo logo de Carmel Jane Photography, y comenzó a contactar varias academias para ofrecer sus servicios.

“Le rogué a los dueños de las escuelas de baile que me dejaran aparecer y luego les mostraría lo genial que era”, confesó Jane, quien alcanzó a vender a los padres dos fotos por £ 12 (más de 10.000 pesos chilenos).

Pronto se encontró ganando £ 1,000 (unos 951.150 pesos chilenos) en casi todos los eventos. Debió laborar hasta 80 horas (semanales) durante los primeros años desde las 4 de la mañana.

Fue tal el crecimiento que le permitió invertir en más equipos de fotografía y alquilar una oficina encargándose de todo. “El gran error que cometí fue que no empleé a las personas lo suficientemente rápido, así que estaba haciendo demasiadas cosas y estaba exhausta. Tomé demasiado trabajo y luego los fotógrafos no estaban tan entrenados como deberían haberlo hecho”, reconoce Carmel hoy día.

Tras siete años de arduo compromiso, Carmel Jane Photography se postula como un negocio fructífero con más de 30 empleados entre freelance y fijos, incursionando en otros campos como la fotografía escolar.

En este 2019, ganó el galardón a ‘La Empresaria más inspiradora’ en los Essex Business Excellence Awards, logrando este año una facturación de £ 1 millón (cerca de 95 millones de pesos), que al parecer no es su límite.

“Los sueños siguen creciendo, quiero lograr el doble en los próximos años”, sentenció.