Desde que tenía 11 días de vida, un niño fue sometido a 323 consultas médicas y 13 cirugías de alto riesgo, hasta que cumplió 8 años. Lo insólito del caso, es que nunca necesitó estas intervenciones.

Kaylene Bowen-Wright, la madre del niño, se declaró culpable de presionar a los médicos para que operaran a su hijo por enfermedades que no padecía. Incluso en una ocasión el menor quedó en silla de ruedas producto de una cirugía.

Según consigna el medio estadounidense CBS Dallas, la mujer creó campañas “solidarias” en redes sociales, donde le pedía dinero a la gente para su hijo, quien supuestamente padecía cáncer terminal y “estaba muriendo de un trastorno genético raro”.

Sin embargo, el engaño de la mujer salió a la luz luego que el personal de un hospital de la ciudad de Dallas descubriera que el niño estaba sano. “Finalmente, las mentiras tuvieron que parar”, expresó el padre del menor durante el juicio.

De este modo, los profesionales denunciaron a la mujer ante los Servicios de Protección Infantil. Tras comprobarse el delito, se le quitó la custodia del niño y se le entregó al padre.

“Ahora, con suerte, aquellos que pensaron que una madre nunca podría hacerle esto a su hijo verán que el mal existe”, declaró el progenitor.

Cabe señalar que tras quedar al cuidado de su padre, el menor ha mejorado su calidad de vida, según especificaron los agentes de bienestar de Dallas en la audiencia.