El último informe elaborado por Mónica Kimelman -directora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Chile- y Felipe Lecannelier -doctor en Psicología Infantil-, realizado en 24 países a nivel global, demuestra que nuestro país lidera las cifras con la peor salud mental en niños y niñas menores de 6 años.

En la investigación y de acuerdo a Lecannelier, se observaron dos grandes inquietudes. Por un lado, que la prevalencia de problemas externalizantes -como déficit atencional, hiperactividad o agresividad- a nivel global llegaba a cerca del 15% de los niños, versus el 25% que afectaba en Chile. Y, por otro lado, los llamados Internalizantes -como ansiedad y depresión- afectan a alrededor del 12% a 16% de los menores chilenos, mientras que a nivel global el porcentaje no supera el 5%.

Frente a esta alarmante situación, la Directora Ejecutiva de United Way Chile, Alejandra Fuenzalida, señaló que es de suma importancia iniciar con una temprana educación emocional y, para ello, es el adulto quien debe ser el encargado de guiar este aprendizaje.

La ejecutiva explicó que, en su mayoría, estos consejos son considerados y trabajados en los jardines infantiles, y si bien se intentan transferir a los cuidadores de los niños y niñas -al ser uno de los principales agentes educativos-, no siempre se logra el objetivo. Además, recalcó que finalmente favorecerán a que el niño o niña se sienta más seguro de sí mismo y con mayor control de sus impulsos al poder entender y verbalizar lo que les pasa.

A partir de lo anterior entregó a Página 7 un listado de “tips” y añadió que estas acciones “son sencillas, pero bastante efectivas”, para generar educación emocional:

Rutinas Diarias

Estas ayudan a que el niño/a vaya asimilando un esquema interno que convierte su mundo en un lugar predecible y por tanto “seguro”. Esto favorecerá la modulación de la ansiedad (horarios de sueño, alimentación, espacios de recreación, entre otros).

Sensibilidad del Adulto y manejo de pataleta

Es importante considerar que el cuidador no posee esto por defecto al momento de tener bajo su cuidado a un niño/a, por lo que también él o ella debe regular sus emociones intentando mantener la calma, para así ayudar al niño/a a traducir su mundo interno. Ayudarlos a reconocer sus emociones tomará tiempo y no será algo inmediato. Para ello, puede:

a. Identificar las señales de comunicación del niño o niña, es decir, cuando le pase algo no es sólo por “maña”.

b. Interpretar las señales cuando el niño/a esté cansado, aburrido, enojado, decaído, triste, frustrado, etc.

c. Ofrecer una respuesta sensible, apropiada y contingente: le debemos de explicar al niño/a la emoción que siente y ofrecerle una alternativa para la solución. Explicar la emoción ayudará al niño/a a identificarla y posteriormente poder expresarla con menos alteración.

En este contexto también explica que entre los 2 y 5 años, los niños tienden a ser más intensos emocionalmente, ya que se están diferenciando del adulto. Es por esto que hay que intentar mantener la calma e identificar y comprender qué es lo que quieren y en que emoción se encuentran.

Salud mental en niños
Pexels (cc)

No desvalorizar la emoción del niño o niña

Para ellos la pérdida de un juguete o el no encontrar algo, es un grave problema, por lo que el adulto debe ayudar a regularlos y NO ignorarlos.

La altura para hablarle y frases

Al hablarles, se debe intentar bajar a la altura del niño/a para que así se le pueda mirar a los ojos y con ello captar su atención.

Se le debe hablar en frases cortas y claras. Si se generan diálogos extensos, no entienden y eso los frustra más.

No dejarlos solos, pero tampoco sobreprotegerlos

No hay que dejarlos solos si el desborde emocional llega a su clímax: hay que acompañarlos, pues necesitan de un adulto que lo ayude a entender qué les pasa. Si los dejamos solos, aumenta su estrés.

Por otro lado tampoco hay que sobreprotegerlos. Les debemos permitir que exploren. Esto les ayudará a ser más seguros, tener mayor tolerancia, disminuir los niveles de frustración y generar un mejor manejo frente a la ansiedad.

Un espacio y tareas

Debemos propiciarles espacios donde puedan contar un cuento o inventarlo, para que así ellos puedan identificar emociones.

Y, por último, debemos ser capaces de darles pequeñas tareas, como, por ejemplo, barrer, limpiar con un paño, etc. Esto ayudará a que se sientan útiles y necesarios, además de que generará mayor seguridad en sus capacidades y mejor autopercepción, potenciando el vínculo con el o la cuidadora.