24 personas y alrededor de 270 muñecos. Esa es la población actual de Nagoro, una aldea montañosa del oeste de Japón, que sufre una severa despoblación, una realidad no tan extraña en dicho país.

Y es que como Nagoro, alrededor del 40% de los cerca de 1.700 municipios de Japón, sufre esta condición. Ante esta situación, Tsukimi Ayano, una mujer japonesa de 69 años, decidió llenar este vacío y “repoblar” la aldea con muñecos.

Ya sea en una sala de clases abandonada por falta de profesores o en la vía pública sentados leyendo un libro, se pueden ver a las criaturas del tamaño de personas para ahuyentar la soledad, una escena digna de una película de terror.

“Sólo somos 24 personas viviendo aquí y los maniquies 10 veces más: son unos 270”, explica Ayano y agrega que “ahora ya no hay niños. La persona más joven de la aldea tiene 55 años”, explica.

¿Cómo se le ocurrió esta curiosa idea? Ayano comenta que hace 16 años puso en el huerto un espantapájaros vestido como su padre y “una persona que pasaba por allí creyó que era él y lo saludó. Fue divertido”, recuerda.

Desde ese momento la mujer no ha cesado en su tarea de crear muñecos, los cuales están fabricados con palos, periódicos, tela elástica y lana tejida.

Cabe señalar que Nagoro es una pequeña localidad, que si bien nunca ha tenido una cantidad importante de personas, si contaba con cerca de 300 personas viviendo ahí, entre residentes, trabajadores del sector forestal y en la construcción de represas.

“Poco a poco la gente se fue yendo. Ahora te sientes solo”, declara Ayano. “Hice muñecos, una y otra vez, para acordarme de cuando la aldea estaba animada”, narra sobre este curioso, pero triste caso.

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