Matthew Eledge (32) y su marido Elliot Dougherty (29), son una pareja oriunda de Nebraska, Estados Unidos, que tras contraer matrimonio tenían un gran sueño por cumplir: convertirse en padres.

Ambos llevaban años ahorrando dinero para llevar a cabo este proceso que solo para la fecundación in vitro exige alrededor de 40.000 dólares. Eso sin contar los gastos médicos del embarazo y el parto.

Fue así que cuando Matthew le comentó a su madre sobre sus planes con Elliot, ella le señaló: “Si quieres que sea la gestante, lo haré en un santiamén“. Casi pensando en que podría tratarse de una broma, la pareja comenzó a averiguar sus posibilidades y se pillaron con que la médica Carolyn Maud Doherty, les dijo que era una opción tan válida como cualquier otra.

Pese a que Cecile es una mujer posmenopáusica, siempre fue muy saludable, y luego de una serie de exámenes médicos se determinó que estaba lo suficientemente sana como para llevar un embarazo, consignó Buzzfeed.

Algunos de los riesgos que les fueron advertidos, incluían problemas pulmonares, coágulos de sangre y mayor probabilidad de que tuviera que pasar por una cesárea.

Para llevar a cabo el proceso, fue la hermana de Elliot la que donó el óvulo, el que fue inseminado con el esperma de Matthew. Afortunadamente la mujer quedó embarazada en el primer intento de transferencia de embrión, su gestación fue normal y hace algunos días dio a luz de forma natural a la pequeña Uma.

Pese a que para muchas personas estas decisiones representan dilemas éticos y morales, la pareja quiso compartir su historia para dar cuenta que aún en un estado tan conservador como Nebraska, donde no existen leyes que amparen el respeto a las personas en función de su orientación sexual o identidad de género, y donde además Matthew fue despedido el 2015 de su trabajo como profesor de inglés en un colegio católico cuando contó que planeaba casarse con un hombre.

Respecto al sentimiento sobre la llegada de la niña, Matthew confesó: “Es muy difícil de explicar. Sólo quiero mirarla. Ha sido un proceso de dos años, todo eran teorías pero luego gracias a la imaginación y los sueños ella se convirtió en algo real. Ahí es cuando me doy cuenta que ya no es un pensamiento o una idea. ¡Ella está aquí! Nosotros hicimos esto, todos nosotros hicimos esto juntos“.