Una peculiar escena remeció a los feligreses de la iglesia de Borgo San Dalmazzo, un pequeño pueblo en el norte de Italia. Lo que parecía ser una misa regular terminó convirtiéndose en la tribuna para una confesión del sacerdote de 50 años, Claudio Cavallo.

“Debo darles una noticia insólita”, explicó el mismo cura, como detalla el medio español ABC. Este sacerdote, quien trabajó como misionero en África por alrededor de 10 años, le contó a los asistentes que tendría que dejar de lado sus hábitos para recibir a un su primer hijo en marzo.

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“En la Iglesia no es posible todavía desarrollar el ministerio sacerdotal y al mismo tiempo formar una familia. Después de una larga y seria meditación, oración y diálogo con mis superiores, he decidido afrontar un nuevo camino. La Iglesia es madre y continuaré trabajando por la Iglesia que amo y por la que me he dedicado por entero”, fueron sus emocionantes palabras.

Los fieles rompieron en aplausos, muchos al borde de las lágrimas. Estos describen a Claudio como “un bravo sacerdote que ha entrado en el corazón de la gente”.

El obispo a cargo de esta iglesia, Giuseppe Cavallotto, detalló en un comunicado que “se ha tratado de una decisión vivida con sinceridad y dictada por la coherencia con su nueva orientación de vida; continuarán siendo un hijo de esta Iglesia y nuestro hermano que amamos”.