Millaray Viera es la protagonista de la primera portada del regreso de la revista Vanidades, donde se sinceró sobre diversos aspectos de su vida.

Según se reveló en un adelanto de la entrevista, al exfigura de Chilevisión abordó complejos momentos de su vida privada. Además, se refirió a su carrera en TV y su presente laboral.

Viera contó que hace cinco años, luego que cumpliera 30 y naciera su hija menor, Celeste, su vida dio un giro que la marcó para siempre.

Las confesiones de Millaray Viera

La comunicadora reveló que en aquel entonces atravesó una fuerte crisis, la que hoy recuerda como un tiempo de mucha introspección y de análisis sobre lo que estaba haciendo con su vida.

En esta línea, la comunicadora expresó que fue un periodo difícil, tanto en lo personal como en lo profesional, agregando que creía que llevaba mucho tiempo viviendo escondida detrás de personas y entregando su energía a otros.

“Sentí que era el momento de vivir, en el amplio sentido de la palabra”, recordó, señalando que esta crisis marcó “un antes y un después”.

“Me han pasado muchas cosas, pero no son solo consecuencia de un trabajo duro, sino por un cambio de mentalidad y de poner toda mi voluntad y energía para que las cosas resulten”, relató.

Sobre esto, contó que comenzó “a dar pequeños pasos, pero todos apuntando hacia el mismo lugar, proponiéndome pequeñas metas apuntando hacia el mismo objetivo”.

“Mi vida ha cambiado completamente. Me he vuelto una mujer realizada profesionalmente, absolutamente independiente en todos los sentidos”, detalló.

“Creo que soy otra persona. De hecho, es fuerte mirar atrás, porque en muy poco tiempo han pasado demasiadas cosas”, reveló.

Los sacrificios de su trabajo

En este sentido, el trabajo fue uno de los focos principales de su cambio y en Chilevisión encontró un sitio seguro, donde brilló en diversos programas.

Y si bien aprendió mucho, Millaray confiesa que sus cuatro años en el canal fue un periodo de mucho sacrificio y que los horarios extenuantes trajeron consecuencias en su vida.

“No me arrepiento, porque fue una escuela que me enseñó todo lo que sé hoy día, pero era un ritmo muy duro y eso trajo costos”, afirmó.