Cada semana dos invitadas de mundos diferentes intercambian historias en Hablemos sin enredos, que Chilevisión emite los sábados después de su noticiero.

En esta ocasión, en la peluquería, donde se graba el espacio, se conocieron la chef Carolina Bazán y la participante de la primera temporada de El discípulo del chef, Paulina Figueroa, quien llegó a la semifinal.

Ya instaladas, ambas hablaron de cómo inició su interés por la cocina, la que las apasiona.

En el caso de la exintegrante del programa de CHV, dijo que fue cuando vivía con su abuela y debían arreglárselas para comer con el poco dinero que tenían.

Captura | CHV
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El presente de Paulina

Actualmente Paulina es voluntaria en hogares del Sename, donde ella vivió y donde da clases gratuitas sobre cocina. Así también trabaja en el Emporio La Rosa de Lo Barnechea.

Cuando hablaban sobre los prejuicios de la sociedad, sobre todo con las personas que tienen tatuajes, Paulina Figueroa recordó la discriminación de la que fue víctima justamente por ellos.

“Me pasó el otro día que estaba muy lleno (el local), un señor entró y me dijo ‘atiéndeme primero que todos los de allá fuera'”, comenzó relatando.

Ella se opuso, pues atienden por orden de llegada, lo que molestó a este hombre quien le dijo -según contó- que sabía que ella era del Sename.

“Eres del Sename, yo vengo de otro lado, tú tienes que darte cuenta de dónde tú vienes y de dónde yo vengo. Eres una pobre weona (sic), mírate los tatuajes de delincuente”, le comentó este cliente.

A raíz de esta agresión verbal, Paulina señaló que “quedé súper mal. Me sentí súper humillada, de hecho nunca me había afectado algo así”.

“Después de eso me puse a llorar… ¿por qué existe gente tan básica?”, preguntó, haciendo una crítica sobre las personas que tienen ese pensamiento.

Tras escuchar el relato de Paulina, China Bazán, quien hoy se luce como jueza en El discípulo del chef, aseguró que “la historia es súper fuerte, quedé un poco para adentro porque no la conocía”.