Este jueves CHV estrenó la tercera temporada de El Discípulo del Chef, y fue Daniela Aránguiz uno de los personajes que más llamó la atención de los televidentes.

La exfigura de Mekano destacó por su personalidad y por “mantener el orden” dentro del equipo verde, liderado por Ennio Carota, chef al cual siempre quiso tener de mentor en el programa.

Yo dije que si entraba al programa, me gustaría estar con Ennio, pero no lo exigí, solo lo comenté y tuve la suerte de que así fue. Las temporadas anteriores veía el programa y me gustaba cómo explicaba, es muy visual, te hace hasta un dibujo, paso por paso, es súper preocupado. En poco tiempo he aprendido muchas cosas de él”, dice Aránguiz a Página 7.

Y es que la esposa del ‘Mago’ Valdivia busca seguir al pie de la letra las recetas del italiano en el espacio gastronómico de CHV, algo que dista mucho de algunos compañeros, comenta.

“Uno siempre da la opinión en algunas cosas, pero yo en ese sentido soy súper respetuosa, porque la receta es de él y hay que seguirla al pie de la letra, no como unas compañeras que le dicen ‘no le eches comino’ y le echan la cucharada entera y esperan a que el chef se de vuelta para meterle. Si el chef dice, ‘no es con huevo, no es con huevo y punto'”, asegura.

Y agrega: “Yo ya le tengo miedo a mi chef, prefiero hacerle caso en todo para que no me grite. Ya me puse a llorar en un capítulo. Creo que fue la primera vez que lloro en televisión“, se sincera Daniela sobre este momento, que podrá verse durante las siguientes emisiones.

Pero, ¿qué la motivó a ingresar a El Discípulo del Chef? “Me gusta el formato, es entretenido, exigente, pero que te enseña. Lo tomo como un aprendizaje”, afirma la expanelista de Maldita Moda.

Respecto a cómo compatibiliza sus tiempos entre el programa y la maternidad, Daniela cuenta que dos personas han sido claves para poder hacerlo: su pareja, Jorge Valdivia, y su hermana Fernanda.

“Agustina con Jorgito están en el colegio y van todo el día, desde la mañana hasta las 3 de la tarde y los días en que ganamos con el equipo verde, puedo venir a mi casa temprano y estar toda la tarde con ellos. Además se graba tres veces a la semana, así que tengo los otros cuatro días para estar 100% con ellos”, dice la mamá ‘chocha’.

“Jorge y mi hermana me ayudan heavy. Entre los dos me sacaron ese peso de encima, si no fuera por ellos no podría estar (en El Discípulo del Chef), porque mi prioridad siempre serán mis hijos”, indica Daniela.

Relación con compañeros y dificultades

Dentro del programa, Daniela compite con su propia suegra, Elizabeth Toro, con quien dice tener una excelente relación, aunque avisa que cuando están en el estudio grabando “eso se nos olvida”.

“Hace poco estuvo de cumpleaños así que le llevé una torta, para que compartiéramos entre todos, porque hay un ambiente súper rico en el equipo”, dice Aránguiz, agregando que esto no solo se remite a los verdes, sino que a todo el resto.

Y confiesa que se llevó una grata sorpresa de una de sus compañeras en el programa, con quien tenía algunos prejuicios: Fran Undurraga.

“Le he agarrado cariño, no la conocía. Tenía como prejuicios con ella. Por lo que mostraba, pensaba que era la típica chica reality, se lo dije a ella, como media ‘hueca’. Pero después la conocí y fue heavy, porque era todo lo contrario: inteligente, simpática, humilde. Me cae súper bien”, afirma a nuestro medio.

De todas formas destacó a Princesa Alba, a quien definió como “un amor” y también las migas que ha hecho con Vanesa Borghi, Marlén Olivari y Paola Troncoso.

Por último, Aránguiz se refirió a la dificultad más grande que ha debido sortear en el programa: el desconocimiento de los utensilios para cocinar.

Yo conozco mi horno, mis ollas y acá es todo nuevo. Por ejemplo, en la preparación de un postre me equivoqué, porque no tenía el molde correcto y el horno funcionaba diferente”, cierra, añadiendo que con el transcurso de las semanas ha ido mejorando en ese aspecto.

 

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