La modelo y chica fitness Mariuxi Domínguez (36) se la juega con una serie de ejercicios domésticos que incluso la hicieron reemplazar el gimnasio.

La principal diferencia es que cambió el trote de madrugada, imposible de realizar en contexto de pandemia, por subir y bajar las escaleras de su edificio a las seis de la mañana.

“Estamos full subiendo y bajando escaleras. Se trata de un buen ejercicio, porque desarrolla con mayor énfasis la capacidad cardiovascular y tonifica zonas que no se trabajan normalmente”, explicó a LUN.

Tan embalada está que el ejercicio puede durar entre 40 minutos a una hora, y luego realiza elongaciones y estiramientos para después ponerse a trabajar.

Llevar una vida saludable es fundamental para la energía y una mente sana (…) Antes iba al gym, pero ahora realizo deporte en mi casa con lo que haya a mano. Así se pone en juego la creatividad, pero lo más importante es continuar con el hábito y no dejar que se vaya, lo que suele ocurrirle a mucha gente. Si están empezando mucho mejor. La idea es tener una rutina de ejercicio a la misma hora para que se acostumbren”, agregó.

Emprendimiento con su marido

Hace tres años Mariuxi comenzó un emprendimiento con su marido Carlos Merinani, y que promueve en redes sociales. Se trata de dispositivos de spa que se puedan usar en la casa, antiage y corporales, de la empresa estadounidense Nuskin.

La misma compañía los premia con viajes por el mundo dado su buen desempeño. “Son viajes de lujo, pero lujos extremos. No sé si algún día hubiera podido hacerme esos regalos. A tal punto que pudimos ir de luna de miel a Maldivas. También hemos estado en Sudáfrica, Irlanda, Bermudas, el Caribe, Australia y Hawái. Y lo mejor es que todo es gratis“, contó.

Este trabajo comenzó cuando ella estaba en la quiebra y a punto de devolverse a Ecuador. “Estaba muy mal. Después de casi tres años en que debía a todos, decidí regresar fracasada porque no tenía comida, amigos, casa, nada. Le pedí una señal a Dios. Nunca había sido muy de pedir. Solo oraba para dormir, pero ese día pedí una señal, a las seis de la mañana en el cerro San Cristóbal pero no pasó nada”, detalló.

Cuando volvió a la casa, la llamó su mamá, con quien estaba distanciada, y arreglaron sus diferencias, pero lo revelador ocurrió al día siguiente por la tarde, cuando la visitó su amiga Astrid. “Me invitó a participar en mi actual negocio. Y esa misma noche conocí al que ahora es mi esposo“, finalizó.