En un nuevo capítulo Sigamos de Largo, las nuevas participantes de Bailando por un sueño, Antonella Ríos y Jhendelyn Nuñez, se confesaron y hablaron de sus vidas y proyectos.

Claro que dentro de todo el debate, Fran García-Huidobro y Maly Jorquiera quedaron sorprendidas luego que sus invitadas confesaran que habían sido víctimas de bullying cuando estuvieron en el colegio.

La primera en hablar al respecto fue Antonella, quien ya ha hablado en pantalla de estos terribles episodios que vivió siendo estudiante: “Repetí tres veces básicamente porque tuve problemas de bullying. A mí me pegaban, encontraban que era muy tímida, que no tenía perso. Aunque la gente no me crea, yo soy súper tímida”.

Según contó la actriz, tenía poca capacidad de relacionarse con las personas. Hasta el día de hoy recuerda que un compañero le pegaba constantemente, hasta le tiraba los borradores en la cara.

“En ese momento uno dice ‘chuta, quiero irme de acá y no me iba’. Era en la Scuola Italiana, colegio muy estricto, exigente y clasista. Me costó adaptarme a eso, repetí, repetí, hasta que me fui del colegio”, sentenció la intérprete.

De hecho, Antonella confesó que ha buscado a su agresor en redes sociales: “Decirle, encararlo y preguntarle qué le pasaba cuando chico. Preguntarle por qué tenía esa rabia acumulada conmigo”.

Antonella Ríos y Jhendelyn Nuñez relataron en Sigamos de Largo episodios de bullying que sufrieron
Canal 13

Luego fue el turno de Jhendelyn Nuñez, quien reconoció que vivió una situación muy parecida a la que sufrió su compañera de Bailando por un sueño: “Hoy los tiempos han cambiado y se trata de concientizar a la sociedad de decir lo importante que puede ser que te hagan bullying. Sufrí harto también”.

“No pasa por tener un defecto o ser gordito, pasa básicamente porque llamas la intención, por feo, lindo, porque te va bien. Yo era súper matea”, sentenció la influencer, ante la sorpresa de las animadoras de Sigamos de Largo.

Según contó Jhendelyn, fueron cuatro años los que sufrió durante la enseñanza media. Le guardaban pájaros muertos en su mochila y escribían rayados con su nombre por todos los baños: “Me fueron a retirar todos esos años 20 minutos antes, para no enfrentar a todo un liceo”, sentenció.