La llegada del COVID-19 a nuestro país ha afectado a muchas áreas, impidiendo que algunos puedan desarrollar sus labores de la manera en la que lo hacían habitualmente.

Ante esto los canales de televisión no han quedado ajenos, y han tenido que ‘reinventarse’ para poder seguir con sus parrillas programáticas, en este sentido lo que más se ha visto afectado son las grabaciones de las teleseries, las que han quedado stand by.

Es por lo anterior que en el caso de Mega recurrieron a poner nuevamente en pantalla una de sus producciones más exitosas, Pituca sin lucas, la que dejó entrañables personajes. Uno de ellos el interpretado por Gaby Herández, ‘Lita’, una mujer de clase alta que tuvo que enfrentar una nueva vida lejos de los lujos a los que acostumbraba.

Con su rol, la actriz de 81 años sacó risas y se convirtió en toda una celebridad con su famosa frase “es tan clase media”.

Ante esta nueva puesta en pantalla, Hernández se mostró feliz. “Me parece una excelente decisión, porque cuando la hicimos fue tan exitosa y es de esas teleseries para dar de nuevo”, comentó, según consignó Publimetro.

Mega
Mega

Pero no sólo eso, pues la artista también se refirió al actual momento que vive nuestro país y el mundo ante el coronavirus, comentando cómo su querido y singular personaje hubiese enfrentado esta pandemia.

“¡Estaría desesperada! Por qué no me tocó en mi casa en La Dehesa, por qué me vino a tocar en Maipú, menos mal que la panadería está abierta y puedo ir a conversar un ratito”, comentó con humor.

En tanto en relación a cómo vive ella este proceso señaló que “venía de estar muy cansada, había hecho teleseries, luego el matinal, me había quebrado una cadera, entonces este período para mí es como un descanso necesario”, considerando además que pertenece al grupo de riesgo por su edad.

En la oportunidad, también reveló algunos detalles de las grabaciones de la producción protagonizada por Paola Volpato y Álvaro Rudolphy.

“Tengo muy buenos recuerdos, porque la hicimos en condiciones especiales, los estudios eran enanos, los pobres camarógrafos se tocaban con las paredes. Teníamos un solo camarín, un solo baño, comíamos en una carpa que se llovía en el invierno, fue bien sacrificado. Entonces que tuviera tanto éxito es un reconocimiento a ese sacrificio”, comentó.