Este jueves se emitió un nuevo episodio de Historias de Cuarentena, la primera serie hecha a distancia por Mega y que consiste en conocer distintas experiencias de vida a través de supuestas terapias psicológicas.

En este capítulo conocimos la historia de Marta, una esforzada trabajadora de casa particular que vive con angustia producto del coronavirus y de que vive en un espacio reducido con sus hijas, un nieto y su madre que supera los 80 años.

Marta comenzó contando que durante la cuarentena que afectó a la comuna de Providencia, donde ella trabaja, pudo permanecer en su casa, pero que una vez que se levantó la medida en esa zona debió volver a laborar pese al riesgo que significa para ella contagiarse y contagiar a su entorno.

Como parte de la conversación, el Pablo le comentó a Marta que lo ideal para el estrés era dormir mejor, salir a caminar o realizar ejercicio, pero que se imaginaba que por sus condiciones de vida le sería difícil.

En ese momento, Marta cambió el tono de su voz y le ofreció disculpas anticipadas al terapeuta para luego explicarle que en su caso eso era imposible, pues en una casa de 40 metros cuadrados vivían cinco personas.

Tampoco podía salir a caminar porque en la población donde vivía había jóvenes drogadictos ‘angustiados’ en las calles y le podían hacer algo.

Fue así como un tanto molesta explicó que las medidas que recomendaba el gobierno eran solo para “ciertas personas”. “Es una impotencia muy grande la que uno siente al ver las diferencias“, manifestó.

Luego, agregó que lo del distanciamiento social tampoco era para todos. “Cuando yo me tengo que subir todos los días a una micro, ir a buscar remedios al consultorio donde nadie respeta el distanciamiento y la gente está toda agrupada ¿Qué puedo hacer caballero?“, explicó.

Asimismo, destacó que lo de quedarse en casa para ella no aplicaba. “Yo tengo que salir a trabajar porque sino en esta casa no se come. Estas reglas no son para la gente pobre, son para la gente que puede, para la gente que vive allá arriba, que tiene plata, para los pobres no”, agregó.

“Yo sé que tenemos que aprender a convivir con este virus, pero es distinto para una persona que tiene plata, porque esa persona se enferma, se sube a su autito y la llevan a la clínica. ¿Y qué pasa si nosotros nos enfermamos? ¿Qué hacemos?”, se lamentó.

El potente relato de la mujer no pasó desapercibido en redes sociales donde varios televidentes empatizaron con su historia y palabras.

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