Paulina Urrutia y Augusto Góngora, a quien le detectaron Alzheimer en 2014, llevan seis semanas en cuarentena en su casa ubicada en La Reina.

Debido a la enfermedad degenerativa del periodista, se ha vuelto más dependiente de la actriz y ex ministra de Cultura.

“Yo no tengo delegados en ninguna de las tareas que significan acompañar al Augusto. Hay que trabajar el ingenio, la paciencia, el amor, la aceptación y el cariño”, expresó Urrutia en entrevista con Las Últimas Noticias.

Según contó, “la situación es muy compleja porque la exigencia se ha triplicado. En este caso la persona depende exclusivamente de ti, para todo. Para levantarse, para comer, para beber agua, para todo. Obviamente estoy más estresada y más demandada que antes. Pero yo siempre veo el lado positivo. La vida es así. No sirvo para sufrir”.

Paulina se las ha ingeniado para mantenerlo activo; para ello bailan, hacen videollamadas con seres queridos y ven la teleserie de La Red, La rosa de Guadalupe.

“A él no se le puede quitar un ojo de encima. Eso es así. O sea, yo creo que el gran tema de todo esto es la dependencia de Augusto hacia mí. Y en estos casos de cuarentena eso se agudiza, porque es una dependencia absoluta”, añadió.

También reconoce que el fin de semana estaba sobrepasada debido a la cantidad de trabajo que tenía, ya que al cuidado de su esposo, con quien está desde 1997, se suman las labores domésticas y la corrección de pruebas y trabajos de sus alumnos de la Universidad de Talca.

“En un momento verdaderamente uno quiere morirse nomás, de puro sobrepasada”, reconoció, pero añadió que “a la vez también aparece el lado maravilloso. Por ejemplo el otro día yo hice un arroz asqueroso, pésimo. Pero nos comimos el arroz hasta el final. Y cada vez que yo le daba una cucharada de arroz con vienesas a Augusto, él decía ‘mmmm, qué rico'”, contó entre risas.

“Entonces le das cuenta de tantas cosas, que la vida es así, llena de dificultades, pero también de lo otro, de lo bonito”, expresó.

“Yo, la verdad, me siento feliz al lado de este hombre. Y las cosas que se ven horribles, que son terribles, al final son bellas a su lado”, cerró Urrutia.