Tras por su paso por la televisión, Kathy Contreras ha sabido reinventarse. En 2015 estudió Teatro en la academia de Fernando González y tres años después se convirtió en terapeuta con mención en psicología transpersonal.

Pero la exchica Calle 7 no se detiene y este 2020 asumirá un nuevo desafío en su formación educacional: se matriculó en la Escuela Moderna de Música para estudiar Danza.

“Ahora es el periodo de la madurez de esta persona que quizás se fue mucho a lo espiritual. Es momento de bajar con esas herramientas a este mundo”, contó Contreras en una entrevista con Las Últimas Noticias, donde además reveló que tuvo que convencer a su padre para que fuese su aval.

Y es que esta es su tercera carrera, en específica la tercera y media, porque antes de entrar a la TV ella ya había apostado por la danza, estudiando dos años en la Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación (Uniacc).

“Creo que fue la primera vez que me escuchó como adulta (…) Le dije que tenía trabajo, que estaba juntando lucas y que necesitaba que fuera mi aval. Tengo algunos planes. Mi plan ‘A’ es que voy a sacar un curso de yoga para niños con el que voy a postular para darlo en colegios y tiene que ver con lo que estaré estudiando. Sé que me podrían abrir las puertas en el colegio donde estudié ¿Y plan ‘B’? He pensado en volver a trabajar de anfitriona por las noches. Pagar la universidad corre por mi cuenta, pero mi papá me dijo que me podía ayudar si lo necesitaba”, explicó Kathy.

Los deseos de la joven de volver a estudiar Danza nacieron cuando volvió a conectarse con el baile asistiendo a clases a la academia de los Power Peralta. “Me di cuenta de que el ciclo fue interrumpido. Yo estaba estudiando danza en segundo año en la Uniacc, entré a la TV en 2009 y con eso y las luces me fui por un camino donde siempre pensé que iba a retornar, pero no fue así. Me gustó ganar plata y otras cosas. Así que esto es volver al origen”, ahondó.

Contreras reveló que la matricula le costó $340.000 y trabajó como anfitriona en un restaurante en Plaza Ñuñoa, pero una vez que logró ahorrar el dinero de inmediato se fue. “Me di cuenta de cómo se sacaban la mugre todas las garzonas, muchas venezolanas, y la paga no era tan buena. Agradecí el trabajo porque fue algo que busqué pero junté la plata para la matrícula y renuncié porque sentí que cumplí el ciclo que me propuse”, agregó.

Por último, Kathy señaló que su decisión desconcertó un poco a sus padres, pero que les ha hecho ver que en esto “no hay tanto dispersión”. De hecho, indicó que no le extrañaría que le dieran ganas de aprender a tocar un instrumento.

“Uno llega a adulto y después de vuelta encuentras lo que te hace feliz, porque al comienzo buscamos muchos objetivos exitistas. Tengo miedo, pero estoy tomando una decisión desde el alma. Me sentí como si volviera a tener 19 años pero con conciencia y una responsabilidad mucho más clara (…) Voy hacia un ser integral, tener mi propio centro, mi propia escuela en una parcela y ejercer la medicina terapeútica desde la danza, música y teatro. Así es como dejo de darme vueltas, juntar plata y apuntar hacia esa dirección”, concluyó.