Transcurría 1996 y en todas las radios argentinas y de gran parte de Latinoamérica, sonaban las pegajosas cumbias de Miriam Alejandra Bianchi, conocida en el mundo de la música como “Gilda”.

Sin embargo, fue precisamente en pleno auge de su carrera artística cuando la trasandina perdió la vida a los 34 años, tras sufrir un terrible accidente automovilístico.

La tragedia ocurrió el 7 de septiembre de 1996, cuando Gilda y su banda, viajaban en compañía de sus hijos, para dar un concierto en la provincia argentina de Entre Ríos.

Tras su muerte, la cantante se convirtió un ser milagroso para sus fans y para cientos de fieles que la visitan en el Cementerio de la Chacarita de Buenos Aires, exactamente frente al nicho 3635 de la galería 24.

Pero ¿a qué se debe tanta devoción? Hay quienes aseguran que incluso cuando estaba viva tenía poderes sanadores. No obstante, este supuesto don era renegado por la cantante. “Si el poder de mi música te puede ayudar, bienvenida sea mi música”, repitió en varias ocasiones.

Gilda
Gilda

El primer “milagro”

El primer testimonio se remonta a 1994, cuando la cantante notó que una niña lloraba en uno de sus conciertos. “Es porque desafinás”, se burlaron en ese entonces los músicos de su banda, consignó el sitio El País.

Al terminar el show, la menor y la mujer mayor que la acompañaba, le contó que su madre había estado al borde de la muerte y que se había curado al escuchar repetidas veces su canción Baila esta cumbia.

Luego de revelarle este episodio, la mujer insistió que le tocara la cabeza, convencida de que ese simple gesto la curaría de la diabetes.

Desde ese momento, la creencia de los supuestos dones sanadores de Gilda se multiplicaron, y más aún tras su trágica e inesperada muerte.

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Un lugar de plegarias

El nicho donde descansa el cuerpo de la artista, se ha convertido en un santuario para sus fans. “Con pedirle mientras se escucha un tema de ella o ante una foto suya alcanza”, remarcó Gastón Alarcón, presidente del Fans Club de Gilda, al diario argentino El Popular.

Asimismo, en el lugar se pueden leer decenas de placas y cartas destacando los favores que la cantante ha concedido. “Nuestro eterno agradecimiento por el milagro”, “¡Gracias por todo lo que me das!”, “Te agradezco por haberme cumplido” y “Eternamente gracias”, son solo algunos de los mensajes que se leen en su nicho.

En cuanto a los dones que se le atribuían a Bianchi, Alarcón destacó que a los pies del escenario, las madres levantaban a sus hijos para que Gilda les tocara la cabeza y les bajara la fiebre.

Per no todos eran pedidos para lograr alivio, también estaban quienes iban a agradecerle, aclaró el presidente del club de fans, por haberlos curado.

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“La gente piensa que Gilda sigue viva, como un ángel de la guarda”, señaló Alejandro Margulis, autor del libro Santa Gilda al sitio El País. De este modo, cree que la cantante es una santa popular a la par que otras figuras veneradas en el país.