Hace algunos días Amaya Forch publicó una tierna postal del cumpleaños de su hijo menor, Alonso, en la que también aparece su primogénita Julieta y, para sorpresa de muchos, su exesposo Amaro Gómez-Pablos.

En dicho post, la artista nacional reflexionó sobre copaternidad y sobre la unidad de los padres separados en beneficio de sus hijos.

“El mejor regalo que le podemos dar a nuestros hijos es el saber y sentir que somos un equipo a pesar de todo. Que cuando decidimos formar una familia creamos un lazo irrompible, y que familia se es también estando separados con nuevos cariños que vienen a sumar su amor. Somos 4+”, escribió la actriz.

Recordemos que Forch y Gómez-Pablos estuvieron 10 años juntos, separándose a principios de 2014 en medio de una gran polémica que involucró una denuncia de violencia intrafamiliar.

Pero, ¿cómo lograron volver a tener una buena relación después de tanto conflicto? Esta interrogante la contestó el mismo Amaro en una entrevista con Las Últimas Noticias. “El ego y los rencores son lo que uno debe barrer y despejar en favor de los hijos. Todo lo demás es mezquindad”, comenzó detallando el periodista.

En este sentido, Gómez-Pablos indicó que cuando la prioridad es clara, las heridas cicatrizan mejor y más rápido. “Yo no hago esto por Amaya. Ella no lo hace por mí. Juntos lo hacemos por los hijos que tenemos en común y porque nuestra responsabilidad es su bienestar siempre, al margen de estar separados”, señaló.

Amaro contó que este “reencuentro” afectó de manera positiva a sus hijos, agregando que el cambio en ellos fue casi inmediato. “Los libera de estar entre dos trincheras. No merecen el fuego cruzado. Aliviana su existencia y la mejor métrica de ello es su risa. Lo contrario los obliga a un estrés latente y desgastador que al final mata su infancia. Y eso es triste. El tiempo perdido no tiene vuelta…es tiempo que les robas a los niños”, expresó.

No obstante, este proceso no ha sido fácil y no ocurrió de la noche a la mañana. De hecho, el periodista confesó que todo ha sido paulatino y con sus sobresaltos.

“No es una navegación fácil, porque abunda la suspicacia en torno a la manipulación de los niños. ¿Por qué estará proponiendo esto? ¿Cual es su interés ulterior? ¿Hay maniobras? Cuando se empieza a despejar la sospecha, empieza la cercanía. Pero hay que entender que incluso la separación es un estado de relación, y en ello hay que hacer concesiones de un lado y otro. Hay que tener la voluntad. El resultado final, para bien o para mal, recae en los niños”, comentó.

Respecto a su relación actual con Amaya, Amaro la cataloga “de respeto y civismo.”Así la definiría, con el reconocimiento y la admiración que me merece el hecho de que haya sido una madre ejemplar. Y abogo por su felicidad estando hoy emparejada, porque la merece como todos. Si en algo puedo contribuir a ello, lo haré”, agregó.

Por último, Gómez-Pablos reveló que esta experiencia ha servido de aprendizaje y aprovechó de hacer un llamado a padres que estén en proceso de separación. “Como padre no me puedo desentender de mis obligaciones al separarme, como el pago obediente de mis compromisos. También me gustaría hacer un llamado a las madres para que no se dejen engatusar por abogados desalmados que instan a falsas acusaciones de violencia o de abuso como mecanismo de presión. Eso no se hace porque daña a los niños. He conocido casos de papás que no han visto a sus hijos por años. Al margen del padre, ¿quién le repara esa herida al niño? Hay que saldar. Cuidar. Y procurar cierta honorabilidad pese a las diferencias”, concluyó.