Mucho se ha hablado y documentado sobre el tortuoso matrimonio del príncipe Carlos y Diana de Gales, enlace del que la fallecida princesa pudo desentenderse de manera oficial recién en 1996, cuatro años después de haberse saparado.

Pero si nos remontamos al día de su boda, el 29 de julio de 1981, en la catedral de San Pablo de Londres, la misma que fue vista por más de 750 millones de personas alrededor del mundo, todo indicaba que sería un cuento de hadas.

Claro que aunque Diana confiaba en esa misma ilusión, Carlos sabía de antemano que no sería así. El tema es que la boda fue un tema casi político para él, pues de esta forma podría alejar un fantasma del pasado que podría entorpecer su llegada al trono de Inglaterra.

Fue el autor Ted Powell, quien destacó en su libro King Edward VIII: An American Life (El rey Eduardo VIII: una vida americana) quien señala: “En su ansiedad por no seguir el ejemplo de Eduardo, Carlos se apresuró a contraer matrimonio con Lady Diana Spencer, con resultados desastrosos“.

Recordemos que cuando Eduardo llegó a ser rey, al poco tiempo abdicó tras enamorarse de una mujer norteamericana divorciada. Este amor evidentemente dio paso a un escándalo de proporciones y lo alejó del trono. Una historia que despertó el temor en el príncipe Carlos, al darse cuenta que estaba enamorado de Camilla Parker, quien ya en ese entonces vivía una situación similar.

Dado lo anterior, el futuro monarca decidió casarse igualmente, no sin antes expresar su pesadumbre a un grupo de amigos, según reveló el documental Carlos y Di: la verdad detrás de su boda.

De acuerdo al material, Carlos habría dicho sobre Diana: “Es exquisitamente hermosa, una amapola perfecta, pero muy niña. Ni siquiera parece lo suficientemente mayor como para haber terminado la escuela, mucho menos para casarse”.

Esto porque la diferencia de edad entre ambos era de 12 años. No así con Camilla, con quien se llevaba apenas por un año de diferencia.

En tanto, la experta en asuntos de la realeza, Ingrid Seward, aseguraba que el Príncipe tenía un grupo de amigos que sabían muy bien cómo se sentía él, y precisamente a ellos Carlos les habría confesado, un día antes de la boda, que estaba confundido.

Seward indicó que el hijo mayor de la reina Isabel estaba con un “estado de ánimo confuso, ansioso y aterrorizado”, al saber que haría una promesa para toda la vida y que le sería imposible de mantener. El tema es que, de igual forma, estaba convencido de “hacer lo correcto por mi familia y por mi país”.