Cuando eres un adolescente, las bromas entre compañeros de colegio o amigos son pan de cada día, y muchas veces no se toma conciencia de lo peligrosas que pueden llegar a ser.

Probablemente algo así fue lo que ocurrió en junio del año pasado, en el barrio de Greenford, Londres (Inglaterra), cuando el joven de 13 años, Karanbir Cheema, sufrió un shock anafilático y falleció, producto de una broma de mal gusto de sus compañeros de clase. Lo anterior porque el joven era “extremadamente alérgico” a sustancias como el trigo, productos lácteos, huevos y nueces.

De acuerdo al medio británico The Independent, los niños introdujeron queso por su espalda y por debajo de la polera, y en cuestión de minutos el adolescente comenzó a sentirse mal.

Cuando llegaron los servicios de urgencia, Karanbir respiraba muy lento y con dificultad, expresó en el juicio por su caso, el paramédico Kieran Oppatt. Además, detalló que tenía la piel roja y con mucha urticaria.

Al llegar, le suministraron clorfenamina inyectable y otros medicamentos, pero nada parecía funcionar. En el camino al hospital más cercano, Karanbir sufrió un paro cardiorrespiratorio y fue sometido a reanimación cardiopulmonar (RCP) e incluso se usó un desfibrilador, pero a los 10 días el joven falleció en el recinto médico.

Desde entonces ha comenzado una batalla legal en la que la madre de Karanbir pide respuestas y justicia por la muerte de su hijo, y asegura que siguen devastados como familia.

Cabe señalar que uno de los ‘bromistas’, de 13 años, fue arrestado por su muerte pero no lo formalizaron. En tanto, la investigación por esta tragedia sigue en curso.