Horas de terror vivió una mujer que fue secuestrada, encerrada y violentada por una expareja, quien la obligó a subirse a un auto cuando iba de regreso a su casa, en Tomé, región del Biobío.

El hombre la llevó a su casa, donde la mantuvo durante 24 horas, hasta que finalmente la mujer pudo escapar por una ventana y avisar a su familia.

Según consignaron en CHV Noticias, el sujeto ya había amenazado a su expareja, cumpliendo una de sus advertencias.

Él me dijo que me iba a quemar el departamento, que le iba a pegar a mi hijo, que sabía dónde trabajaba y que andaba siempre sola, y que me podría secuestrar”, relató la mujer.

Tras interceptarla camino a su casa, la obligó a subirse a su auto y se dirigió hasta su casa. Al llegar, comenzó su pesadilla. “Me toma del pelo y me baja del auto y me empieza a dar patadas inmediatamente, porqueme tira al suelo y me empieza a pegar patadas en la cara“, señaló.

En todo el tiempo que la mantuvo cautiva, la mujer sufrió abusos y humillaciones. Al día siguiente, el hombre salió de la casa, dejándola encerrada, y fue entonces cuando identificó una ventana por la que escapó y alertó a su madre. “Recibí un llamado, estaba como sollozando y me dijo ‘mamá, ven a buscarme porque me van a matar’“, comentó su mamá.

Su familia logró encontrarla en un paradero, donde la víctima se escondió para que el hombre no fue a encontrarla nuevamente.

Sus padres la trasladaron al hospital a constatar lesiones y denunciar al agresor. Familiares de la víctima lo vieron merodeando por la zona en ese mismo momento, por lo que pudo ser detenido pero al rato quedó en libertad ya que no hubo flagrancia.

“Ya habían pasado más de 24 horas del delito de agresión que esta persona habría sufrido, en términos de flagrancia ya estaba extinguida”, corroboró el mayor Gustavo Estrada, de la 1º Comisaría de Tomé.

No obstante, la hermana de la mujer aseguró que ésta ya había denunciado en mayo al sujeto. “La primera denuncia que fue el 16 de mayo, no se hizo nada, nadie se puso en contacto con mi hermana”, indicó.

Finalmente, solo a partir de este episodio el agresor quedó con la prohibición de acercarse a la víctima.