Manish Aggarval aguarda en una fila desde hace varias horas, frente a una pequeña farmacia de Nueva Delhi donde espera encontrar un medicamento para su padre, hospitalizado por COVID-19.

Él sostiene en una mano su precioso “ticket” -un pequeño papel con el número 29 inscrito-, que le asegura obtener hoy un poco de la medicina para intentar salvar a su padre.

¡Por fin! ¡Es una victoria!“, exclama mostrando dos de las seis dosis prescritas, que le supusieron ocho horas de espera y control de documentos.

Pero no puede quejarse, no todo el mundo tiene la misma suerte.

Ante esta farmacia, ubicada en el sur de la capital india, más de un centenar de personas que tienen familiares hospitalizados esperan, cada vez menos esperanzados.

Concretamente, solamente treinta de ellos obtendrán aquí medicamentos. Las reyertas surgen cada vez que alguien intenta saltarse la cola. Tres policías armados se encuentran en el lugar para controlar posibles desbordes.

Éstos no cesan de repetir que no hay más “tickets” para distribuir puesto que las existencias están agotadas, para luego invitar a la gente a intentar mejor suerte en otro lugar.

Este gobierno nos ha abandonado a tal punto que algunos que normalmente podrían sobrevivir también mueren“, se lamenta Vinod Kumar, agotado tras esperar desde las seis de la mañana. Ya ha tenido que ‘batallar’ para obtener oxígeno para un pariente enfermo.

Al anochecer, cuando la farmacia cierra sus puertas, afuera algunas personas empiezan a llorar. Como dos adolescentes, hermano y hermana, que recorrieron toda la ciudad buscando medicinas para su padre, internado.

‘Farmacia del mundo’ desabastecida

Es uno de los pocos lugares en Nueva Delhi donde aún se obtiene el Remdesivir a su precio normal de venta al público.

La “farmacia del mundo”, como le gusta autoproclamarse India, mayor productor de medicamentos genéricos, no puede proporcionar a su población antivirales como el Remdesivir.

Muchos médicos dicen que éste no es esencial para tratar a pacientes con COVID-19, pero es lo que recetan en los hospitales.

Y, a causa de la escasez, depende de los familiares conseguirlo a cualquier precio. Muchos recurren al mercado negro, donde se vende entre 300 y 1.350 dólares (entre 248 y 1.200 euros) cada frasco. El precio habitual se ubica entre 12 y 75 dólares.

“Cuando le pedí seis dosis, él (el estraperlista) me dijo: ‘Puedo proporcionarte 600, solamente págame 60.000 rupias (800 dólares) por dosis”, confía Manish Aggarwal.

Al día siguiente, deberá regresar a buscar las otras cuatro dosis necesarias para la sobrevivencia de su padre.

Nuestros enfermos están sufriendo en el hospital“, dice, “y nosotros lo estamos haciendo en el asfalto“.

Cuerpos de fallecidos por COVID-19 incinerados en un aparcamiento en Nueva Delhi

Ya perdí la cuenta“, suspira Sanjay, un sacerdote, al mismo tiempo que administra los últimos sacramentos de un enésimo difunto de covid-19 en un crematorio de Nueva Delhi, tan saturado que sus actividades ahora se extienden hasta el aparcamiento adyacente.

Comenzamos cuando sale el sol y las cremaciones continúan más allá de la medianoche“, explica a la AFP, con la mirada perdida en las llamas de las hogueras y en montones de cenizas que, hace poco, eran seres humanos.

Las familias oran en silencio en el borde de la carretera, esperando el turno de la cremación de sus familiares difuntos, envueltos en lienzos blancos.

Las sirenas de las ambulancias que llevan otros cuerpos no dejan de sonar. Los habitantes de los edificios que rodean el crematorio soportan el hedor de los cuerpos calcinados y las lamentaciones de las familias en duelo.

Los hospitales de India y su personal están sometidos a una gran presión debido a la segunda ola devastadora de la epidemia de coronavirus.

La gente muere en las puertas de los centros de salud o en sus hogares por falta de camas, medicamentos y oxígeno.

Los crematorios no conocen tregua, sus chimeneas se agrietan y las armaduras metálicas de los hornos terminan por fundirse bajo la intensidad del calor.

En algunos la madera también está empezando a escasear y se pide a las familias que traigan su propio combustible.

Muchos crematorios y cementerios afirman que el balance oficial de las muertes por coronavirus dista mucho de la realidad, teniendo en cuenta la afluencia de cuerpos.

En los últimos tres días, el crematorio de Seemapuri, en el noreste de Nueva Delhi, ha organizado más de 100 funerales por día y ya no tiene espacio.

Hemos tratado de acoger las cremaciones en los callejones y en todos los lugares en los que podíamos encontrar espacio, pero los cuerpos no paran de llegar“, cuenta a la AFP el coordinador Jitender Singh Shanty, vestido con un traje de protección azul y un turbante amarillo.

Hemos tenido que pedir a las autoridades que nos permitan extender la instalación hasta el aparcamiento“, añade.

Según Jitender Singh Shanty, su crematorio ha incinerado alrededor de 600 cuerpos desde principios de mes, y las familias siguen esperando horas antes de poder realizar los últimos ritos mortuorios.

“Si la situación no mejora”, añade, “podríamos tener que proceder a la cremación en la carretera, ya que ya no tenemos más espacio”.