Cientos de guatemaltecos quemaron este sábado la sede del Congreso en una protesta en la que pidieron la renuncia del presidente, Alejandro Giammattei, tras la aprobación del presupuesto para 2021, el más alto en la historia del país pero que no contempla un aumento de las partidas sociales y por el que se prevé un fuerte endeudamiento público, observó la AFP.

Las llamas en el palacio Legislativo se venía desde la calle y la Cruz Roja atendió a varias personas por intoxicación, dijo a periodistas Andrés Lemus, vocero del organismo.

El grupo de manifestantes que prendió fuego al edificio contrastó con otra protesta pacífica frente al antiguo palacio de gobierno, en el centro histórico de la capital y cercano al Congreso, donde los manifestantes exigían la renuncia del mandatario.

Portando banderas azul y blanco del país y pancartas con lemas como “No más corrupción”, “Fuera Giammattei” y “Se metieron con la generación equivocada”, los manifestantes llenaron la plaza central frente al antiguo palacio de gobierno en la capital, observó la AFP.

El descontento e indignación de los guatemaltecos contra el Congreso y el gobierno de Giammattei están causados por la opacidad de los recursos para enfrentar la pandemia del nuevo coronavirus, por la creación de un superministro para el que se nombró a un joven cercano al gobernante y por el presupuesto para el próximo año.

AFP
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El presupuesto

El Congreso, en su mayoría integrado por el oficialismo y partidos afines, aprobaron esta semana el mayor presupuesto en la historia del país de casi 12.800 millones de dólares, un aumento de cerca del 25% respecto a las cuentas de este año.

La mayoría de fondos están dirigidos a infraestructuras con el sector privado y no prevé aumentar las partidas de salud ni de educación, ni tampoco las destinadas a combatir la pobreza y la desnutrición infantil.

El 59,3% de la población de casi 17 millones de habitantes de Guatemala vive en la pobreza y la desnutrición infantil afecta a casi el 50% de los niños menores de cinco años.

Además de las protestas que ha generado, varias entidades económicas y analistas advierten que es un riesgo que un tercio del presupuesto sea financiado por deuda, como se aprobó.

Adicionalmente, el Congreso aprobó prestamos por más de 3.800 millones de dólares para atender la pandemia por el nuevo coronavirus, aunque solo se ha concedido menos del 15% de esos recursos.