Un hombre de 70 años fue rescatado desde los escombros de uno de los edificios colapsados en la ciudad de Izmir, Turquía, tras el terremoto del pasado viernes que azotó ese país y también Grecia.

Se trata de Ahmet Citim, quien logró sobrevivir tras haber pasado 34 horas sepultado bajo los bloques de cemento, y fue rescatado este domingo, justo cuando la esperanza de rescatar a más supervivientes se desvanecía.

Es que el terremoto de magnitud 7, según el Instituto según el Instituto Geofísico de Estados Unidos (USGS), y de magnitud 6,6, según las autoridades turcas, provocó varias víctimas fatales.

En la ciudad de Bayrakli, distrito de 300 mil habitantes, que ha conocido un importante desarrollo demográfico en los últimos años, es donde el sismo causó más daño. Según la agencia de Gestión de Emergencias y Desastres (AFAD), se han contabilizado 69 muertos y 940 heridos. Además 17 edificios se derrumbaron en esta ciudad y las búsquedas proseguían en ocho de ellos.

Sería un milagro si se encontrara a alguien con vida” declaró una mujer, sin noticias de amigos de su familia. Es que tal como señaló la mujer, encontrar a Ahmet Cimit, de 70 años, fue un milagro. A continuación revisa el video cuando fue rescado:

Según contó el ministro de Salud turco, Fahrettin Koca, a través de Twitter, Citim fue hospitalizado: “Anoche (domingo), alrededor de las 01:00, visitamos nuestro tío Ahmet Citim, quien fue rescatado 34 horas después del terremoto. Estuvimos con él durante la primera respuesta médica en el lugar. El estado general es bueno. Mejorará aún más en poco tiempo“.

Fallas sísmicas

Es la segunda vez este año que Turquía, país atravesado por numerosas fallas sísmicas, sufre un terremoto. En enero, un sismo de 6,7 dejó unos 40 muertos en las provincias de Elazig y de Malatya (este)

Tanto Turquía como Grecia están situadas en una de las zonas sísmicas más activas del mundo. En 1999, una sacudida de magnitud 7,4 golpeó el noroeste de Turquía, causando más de 17.000 muertos, un millar de ellos en Estambul.

En Grecia, el último sismo mortal fue en julio de 2017 en la isla de Cos, cerca de Samos, y causó dos fallecidos.

La multiplicación de estos terremotos condujo a las autoridades turcas a tomar conciencia de la necesidad de someter el parque inmobiliario a estrictas normas antisísmicas.

Según el diario Hürriyet, varios expertos señalaron en los últimos años los “riesgos” existentes en dos de los edificios que se derrumbaron ahora en la ciudad de Bayrakli. En uno de sus informes expresaban su preocupación ante el “cemento de baja calidad” utilizado.

Ante esta nueva catástrofe, Turquía y Grecia han puesto de lado sus tensiones diplomáticas y se declararon dispuestos a colaborar y ayudarse mutuamente.