Un dramático testimonio fue el que se mostró este lunes en el matinal Mucho Gusto, luego que contaran la historia sobre cómo un grupo de venezolanos y sus hijos lograron sobrevivir tres días en el desierto, para luego ser rescatados por unos motoqueros.

Según declaraciones de los protagonistas de esta historia al espacio de Mega, estos fueron estafados para ser traídos al país, luego que la persona que supuestamente los iba a guiar, los dejara abandonados en el pleno desierto.

“Nos dijeron que empezaríamos a caminar en la madrugada y llegaríamos a Chile cosa que no pasó“, señaló Paola, una de las mujeres del grupo.

Asimismo, esta aseguró que su mayor dolor era ver sufrir a sus hijos. “Al ver a los niños ahí, sedientos y con ganas de ver a su papá fue mucha angustia. Ese fue el mayor motivo de ellos, ver a su papá. Ellos decían: ‘todo por ver a mi papá’, pero el cansancio se les veía en la carita, en la boca”, detalló.

“Fueron unos guerreros, aguantaron tanto y si sobrevivieron a eso tan duro es porque dios les tiene grandes cosas a ellos”, agregó.

Al mismo tiempo, la joven madre manifestó que como grupo habían perdido la esperanza, ya que estaban deshidratados y no tenían fuerza para caminar. “Nos pusimos a llorar porque decíamos: ‘No vamos a lograr salir, no salimos'”, dijo.

De hecho, esta no duda en calificar como un milagro lo ocurrido, ya que incluso uno de los motoqueros se percató de un bulto en el lugar, y se trataba de aguas totalmente selladas. “Fue un milagro”, expresó.

Declaraciones de los rescatistas

Bastián es uno de los motoqueros que aquel 3 de septiembre prestó ayuda al grupo de 23 venezolanos. Un día que probablemente nunca olvidará. “Ellos estaban entregados, estar en un lugar tan recóndito y ellos estaban escondidos sin un destino. Estaban en una roca que les daba un poco de sombra y esperando que sucediera un milagro”, dijo.

“Llegué a mi casa y estaba solo con un plato de comida. Empezamos a hablar por el grupo de Whatsapp de nuestro grupo de amigos y uno manda un audio. Fue muy duro y no paré de llorar durante dos horas”, contó.