La Secretaría Ministerial de Salud del Área Metropolitana le dio un portazo al intento de una empresa chilena de vender ataúdes de cartón y señaló que el material no cumple con la normativa vigente de sellado hermético e impermeabilidad.

La repartición estatal reguladora, como lo adelantó Biobiochile, precisó que frente a las publicaciones que revelan la existencia de urnas de cartón, el Artículo 67 de la normativa vigente determina que los ataúdes destinados al transporte y sepultación de cadáveres deben ser construidos con materiales que aseguren su impermeabilidad y sellado hermético.

“Dichos féretros deben contener en su interior una cubierta metálica de latón, a la que se le añade una tapa del mismo material, uniéndolas con una soldadura de estaño, con el objetivo de asegurar que las urnas se encuentren debidamente selladas y sean impermeables”, reiteró el comunicado oficial de la Seremi de Salud Metropolitana.

Deben ser impermeables

Paula Labra, seremi de Salud Metropolitana, subrayó el requisito de impermeabilidad de los ataúdes.

Recalcó que los ataúdes son fabricados por empresas que cuentan con Patente Municipal, previo informe sanitario que la autoriza a funcionar.

“La Seremi de Salud RM fiscaliza las funerarias para certificar que los ataúdes cumplan con lo dictaminado por el Código Sanitario”, dijo Labra.

En caso de constatar que una empresa funeraria comercialice urnas que no cumplan con la normativa vigente, ésta arriesga sumario sanitario, con multas que pueden llegar hasta 1.000 UTM.

Contexto de la prohibición

Luego de conocerse en Chile que la empresa Paper Project encabeza un proyecto para la fabricación de ataúdes de cartón a menos de cien mil pesos, la Asociación Gremial Nacional de Dueños de Funerarias de Chile (Agrenaf) descartó su uso en Chile debido a que aseguran que no cumplirían con lo estipulado en la ley que regula la sepultación de los muertos y además enfatizan en que tampoco lo harían con la seguridad y la impermeabilidad que se requiere, más en tiempos de pandemia.

Así lo confirmó el presidente del gremio funerario, Igor Woldasky, quien señaló que “los ataúdes de cartón no cumplen con la impermeabilidad que exige la autoridad sanitaria para su uso. El reglamento es muy claro respecto del tipo de urnas que tenemos que usar, que deben ser por metal por dentro y absolutamente selladas. No podrían usarse, ya que no cumplen con la normativa vigente”.

“Estamos en una pandemia, en un tema legal, se están tomando todos los recaudos para que no haya exposición al virus y entre esos está: que la urna debe salir sellada desde el lugar donde falleció la persona. Entonces, no podemos llevar una urna de cartón porque no estamos llevando mercadería”, agregó el mismo dirigente.

Defienden su iniciativa

El jefe de proyectos de Paper Project, Cristián Cáceres, defendió la iniciativa que concreta la firma.

“Es un proyecto que pensamos hace 10 años y creemos que es una alternativa viable a los ataúdes convencionales de madera. Tenemos 12 años de experiencia trabajando con cartón, hemos desarrollado proyectos como las cámaras secretas de votación para los consulados en las últimas elecciones presidenciales, dado el bajo costo y la transportación que supone”, indicó el ejecutivo.

“Ahora con la contingencia del COVID-19 decidimos darle una vuelta. Vimos lo que pasaba en países extranjeros y creímos que podíamos desarrollar una alternativa en esa línea y con un grado de eficiencia mayor. Logramos sacar un proyecto de gran resistencia, sólido, con cartones de alto gramaje”, añadió el jefe de proyectos.

Frente a los cuestionamientos de falta de seguridad, Cáceres dijo que “fabricamos con cartón de alto gramaje y altos estándares de producción. Evidentemente, si le cae la roca encima su resistencia es menor que la de un ataúd de madera, pero está diseñado de tal manera que es indesarmable, a no ser que sufra un impacto de un elemento de gran peso o manipulación adecuada, más allá de lo que se diseñó para ello”.

Los ataúdes de cartón se usaron en Ecuador en el peor momento de la pandemia, cuando sus parientes los abandonaban en las calles, muchas veces, incluso en la cama donde habían fallecido.