En medio de una ola de manifestaciones por la muerte hace una semana del ciudadano afroestadounidense George Floyd en Minneapolis, asfixiado por un policía blanco que lo estaba inmovilizando, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump anunció que desplegará militares para detener “los disturbios, los saqueos, el vandalismo, los ataques y la destrucción gratuita de la propiedad”.

“Lo que pasó en la ciudad anoche es una deshonra absoluta”, dijo Trump en un discurso pronunciado en la Casa Blanca al mismo tiempo que la policía comenzó a dispersar una protesta a pocos metros del edificio.

“Estoy enviando miles y miles de soldados fuertemente armados, personal militar y agentes de las fuerzas del orden”, aseguró.

Tras un fin de semana de manifestaciones pacíficas que en la noche derivaron en disturbios, incluyendo un intento de prender fuego a una iglesia histórica situada frente a la Casa Blanca, Trump calificó los actos como “terrorismo interno” y dijo que va a desplegar a la guardia nacional.

Este estallido de protesta es el más extendido que ha vivido Estados Unidos desde 1968, cuando varias ciudades sufrieron incendios tras el asesinato del líder negro emblema de la lucha por los derechos civiles, Martin Luther King Jr.

Estos incidentes también son una reminiscencia de la violencia que sacudió a Los Ángeles, en 1992, por una ola de indignación después de que cuatro policías fueran absueltos tras golpear brutalmente al motorista negro Rodney King.