“Ayer (mi) amigo recibió una lacrimógena en la mano. Tiene una fractura expuesta y está recuperándose. Andaba con el celular en la mano, eso ayudó a protegerlo. La fuerza con que debe haber venido la bomba para que el celular quedara así…”. De esta manera contó Gaspar Álvarez lo que ocurrió con su amigo en la capital.

En entrevista con Página 7, el afectado, Damián Rojas, relató que el hecho ocurrió después de salir del trabajo, mientras caminaba hacia Plaza de la dignidad. “Me quedé conversando dos cuadras antes con un ciclista sobre lo que estaba pasando. De ahí me adentré al Parque Bustamente, me puse detrás de la estatua que está ahí y avancé un poco. Los carabineros estaban en plena rotonda”, recordó.

El joven añadió que él “estaba solo con la cacerola y el celular grabando lo que pudiera”. El iPhone se lo compró el lunes, agregando que “es un iphone 11, es el más barato pero aún así es muy duro. Quedó para la historia, si no fuera por el celular yo perdía el dedo”.

A raíz del impacto tuvo una fractura expuesta, que atendieron primero en la FECH “y son lo máximo… Yo pude ir a una clínica después y no ocupar algo que alguien puede necesitar más”.

Damián contó que perdió mucha sangre, “estaba con una inseguridad tremenda de qué iba a pasar con mi dedo, a pesar de que -entre comillas- me había salvado el celular.

Afortunadamente para él, el golpe de la bomba lacrimógena no le llegó de lleno en el dedo, razón por la que se salvó. “Me dieron dos semanas de licencia y me dijeron que por lo menos otras dos semanas o tres voy a tener que estar con rehabilitación, tratando de recuperar la movilidad“, agregó Rojas. Además, le pusieron puntos, inmovilizaron su dedo y le recetaron medicamentos.

Damián también señaló que pudo cubrir parte de los gastos con sus excedentes, ya que tiene isapre, pero aún así debió pagar harto dinero, aunque confía en que le harán un reembolso. Con respecto a su celular, fue pérdida total pero como tiene seguro lo podrá recuperar. “Todos estos beneficios no los tienen otras personas”, recalcó, asegurando que es uno de los motivos por los que marcha.

Sus descargos

Damián reconoció que “psicológicamente estoy súper mal”. Sumado a ello, tiene mucha carga laboral, por lo que pese a la licencia, deberá seguir trabajando. “Soy constructor civil y trabajo en licitaciones para el MOP“, por lo que debe cumplir plazos.

Además, asegura que está preocupado, con rabia. “Carabineros no respeta nada, no estaba pasando nada y yo vi que venían, de súper lejos”, recordó, enfatizando que él siempre va a marchas y se manifiesta pacíficamente.

A su juicio, “esto va de mal en peor. Yo con todo esto, un poco más resguardado, voy a seguir yendo a las marchas porque hay que cambiar estas cosas, estas vulneraciones que a uno le hacen hay que exponerlas”.

Cabe destacar que -según contó- un observador del Instituto Nacional de Derechos Humanos le tomó fotos y le dijo que se contactaría con él para que hiciera la denuncia. “Tengo un respaldo, porque no puedo ir a carabineros…”, cerró.