Queratocono: la enfermedad que casi dejó ciego a Álvaro Ballero
Álvaro Ballero pasó por una complicada situación luego de sufrir una enfermedad que lo dejó al borde de la ceguera.
Se trata de una alteración en los ojos llamada Queratocono, que consiste en que la “forma de la córnea cambia lentamente de la forma redonda a una forma cónica. También se torna más delgada y el ojo sobresale. Esto causa problemas de visión. En la mayoría de las personas, estos cambios continúan y empeoran”, según el sitio Medline Plus.
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Según contó el propio Ballero al diario La Cuarta, este padecimiento “partió a los 25 años, es una enfermedad principalmente de hombres y te lleva a la ceguera. La córnea se va desgastando, en algunos casos se detiene y en otros avanza más“.
Luego explicó que antes “no había operación, la única que existía era el trasplante de córnea, pero hace ocho años aparecieron dos cirugías. Es un anillo intraocular que se llama ‘Anillo de Ferrada’, que ayuda a aplanar la córnea para poder usar un lente de contacto“.
Y además reveló que en el ojo derecho tiene un 10% de visión, mientras que en el izquierdo un 30%. “Llegó un minuto en que no me daban la licencia de conducir, era frustrante, además que soy daltónico. Era complejo para trabajar, duele la cabeza, ves todo borroso“.
Luego añadió que para obtener la licencia de conducir acudió a un especialista en córnea, pero que en ese momento las dos operaciones que existían ya no le servían “porque mi córnea estaba tan delgada que si me ponían este anillo intraocular, se iba a salir de mi córnea“.
Afortunadamente, gracias a la aparición de unos lentes llamados ‘esclerales‘, que le corrigieron de un 10% en el ojo derecho a un 90% y en el izquierdo de un 30% a un 100%, logró superar el problema.
Sin embargo, no es definitivo, ya que “depende de cuánto evolucione mi enfermedad, generalmente el Queratocono después de los 30 se frena“, aseguró.
Esta pérdida de visión le afectó en su vida diaria a Ballero, quien afirmó que llegó un momento en que no se veía las canas ni lo mal afeitado que quedaba. “Es milagroso lo que estos lentes hicieron con mi vista“.
Pero no todo es fácil, ya que al ser lentes rígidos en un principio sintió mucho dolor, tanto que se los tenía que sacar.
Finalmente indicó que se hizo “adicto a ver bien. Me dejaba el lente igual y bueno, busqué una técnica que conversé con los doctores“.