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Expareja de denunciante de Monsalve declara qué pasó días previos a la denuncia: “Actuaba inseguro”

Expareja de denunciante de Monsalve declaró
Agencia UNO
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En medio de la grave denuncia de violación contra el exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve, un funcionario clave, Ricardo Lillo, entregó su testimonio a la Contraloría revelando nuevos detalles sobre la situación. Lillo, exasesor de Monsalve y expareja de la denunciante, describió la preocupación de esta antes del incidente y su estado emocional tras el presunto abuso. Monsalve habría ofrecido disculpas en una reunión posterior, y Lillo notó un cambio en su comportamiento, relatando episodios inusuales. Esta declaración arroja luz sobre la complejidad del caso.
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En medio de la grave denuncia de violación que pesa contra el exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve, un funcionario del mismo equipo de trabajo, Ricardo Lillo, expareja de la denunciante, entregó su testimonio clave ante la Contraloría, según reveló La Tercera.

Lillo, militante del Partido Socialista y exasesor en el gabinete de Monsalve, también es expareja de la denunciante.

Su declaración arroja nuevos antecedentes sobre la compleja situación que enfrentó la funcionaria tras el presunto abuso.

“El viernes anterior a que esto ocurriera, nos juntamos post almuerzo, y estaba preocupada porque la habían citado a una reunión. Temía que la iban a despedir, porque sentía que estaba mal evaluada, y porque a Alejandro Aguín, mejor amigo del subsecretario, lo habían nombrado jefe de la división donde trabajaba ella antes. Ese día, cuando iba camino a almuerzo, me pidió un pantallazo de WhatsApp de la agenda del subsecretario. Siempre (la denunciante) pensó que el almuerzo era laboral”, relató Lillo.

El funcionario describió el estado de la denunciante tras la cena del 22 de septiembre con Monsalve: “Me decía ‘pasó algo horrible’, ‘no te lo vas a creer’, ‘cuando desperté estaba al lado mío’, ‘no me acuerdo de nada’. Pero todo inconexo”, relató.

Alarmado, Lillo explicó que “en algún momento, como a las 18.00, le pedí que volviéramos a conversar. Le dije que fuera al Servicio Médico Legal, que tomara una pastilla del día después porque me dijo que el hombre no se había cuidado, y que necesitaba asistencia psicológica y médica. En ese momento escuchamos a Gustavo afuera de la capilla, a lo que la miró con sigilo, y me dice, ‘él no fue, es más arriba’. Con eso asumí que se trataba de Monsalve. La abracé”, complementó.

La declaración de la expareja de la denunciante de Monsalve

Al día siguiente, la mujer le contó con detalle lo que había sucedido. Por eso, Lillo, expareja de la denunciante, decidió mantenerse cerca en los encuentros laborales posteriores con Monsalve: “Él la llamaba a tener reuniones. Sé que en prensa dicen que hubo dos reuniones, pero estoy casi seguro que fueron tres, dos de ellas entiendo que fueron estrictamente laborales. En la tercera reunión hablan del caso. Creo que esto fue el día de su cumpleaños, el 2 de octubre. Estas tres reuniones yo las vi. Yo me quedaba como haciendo la guardia. Ella iba al baño post reuniones y luego me acercaba para saber cómo estaba”, sostuvo.

Según el testimonio, durante la reunión del cumpleaños de la mujer, Monsalve le habría ofrecido disculpas: “Ella le preguntó que por qué no la fue a dejar a la casa, que ella no hubiera querido estar en el hotel y que le interesaba saber qué había pasado en la noche, porque ella no hubiera consentido nada. Luego de eso, Monsalve se habría tomado las manos en la cara y habría pedido disculpas”, relató.

El actuar errático de Manuel Monsalve

Finalmente, Lillo afirmó que notó un cambio radical en el comportamiento de Monsalve tras el incidente: “El haberme enterado antes sirvió para darme cuenta que Monsalve empezó a actuar más errático. Monsalve era alguien muy compuesto y que siempre sabía qué decir, pero desde el 25 actuaba como inseguro”, dijo, relatando un episodio en que “Monsalve, quien siempre era muy compuesto, hizo unos movimientos de mano hacia la cabeza, luego las bajó, luego las volvió a subir, luego apuntó a una de las personas de la reunión, como señal de incomodidad. Él siempre era muy calculado en las reuniones, nunca se descolocaba en ellas, por eso me pareció raro”.

El relato concluye con una escena que reflejó aún más la tensión que se respiraba: “En la reunión siguiente, con la gente del Senda, en la que también entró (nombre de la denunciante), nos quedamos en el pasillo, ella detrás mío, esperando entrar a la reunión, y ahí salió Monsalve. Desde su oficina se nos acerca, para a un metro de distancia y nos pregunta si íbamos a entrar los dos a la reunión, a lo que le dije que sí. Y ahí él dice, ‘sí, está bien’, mientras se aleja. Luego se para, se gira, regresa unos pasos hacia nosotros, vuelve a detenerse, luego se vuelve a girar y entra a su oficina, y sigue diciendo ‘sí, está bien, está bien’, como repitiéndose a sí mismo. Ambas conductas eran muy inusuales en él”, aseguró Lillo.