Joven sobrevivió a accidente gracias a sus 215 kilos: Hoy sólo pesa 70
La grasa de su cuerpo, de más de 215 kilos de peso, fue clave para salvar su vida luego de que impactara su mini van contra un semáforo de manera brutal en un accidente de tránsito que jamás olvidará.
Jen Sheehan, que hoy tiene 36 años y vive en Australia, miró de frente a la muerte, estuvo internada durante meses por un choque y luego con su pierna literalmente infectada por gusanos.
Su masa corporal le permitió absorber parte del impacto en el accidente, lo que salvó su vida a pesar de que se hizo muy complejo aplicarle la anestesia.
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Luego del choque, donde su pierna quedó completamente destrozada, al punto de que se podía ver su hueso a simple vista, tuvo una larga recuperación en el hospital donde tuvieron que volver a enseñarle a caminar. Pero a los 3 días de estar de alta, tuvo que volver a ingresar por una infección brutal en su pierna. Gusanos literalmente se la estaban comiendo.
Sin embargo, el impacto fue lo que necesitaba para dar un vuelco importante a su vida, marcada hasta entonces por la obesidad, la comida chatarra y las burlas.
“Enfrenté bromas y burlas de una crueldad tan brutal que ni siquiera imaginé que fuera posible”, recuerda Jen sobre su paso por el colegio. En secundaria ya pesaba cerca de 190 kilos, a sus 25 ya superaba los 200, lo que le causó un infarto cardíaco, que afortunadamente no pasó a mayores y ya en sus 30 la pesa marcaba 215 o más kilos.
“Para el desayuno me tomaba un batido hecho con leche entera, numerosas bolas de helado y jarabe de chocolate espeso. Para el almuerzo comía una pizza entera o dos combos grandes de McDonalds, regado con más leche con chocolate, o cuando estaba ‘siendo sana’, cinco sándwiches de queso con tomate. En la cena me podía comer medio kilo de tallarines con queso, dos pollos enteros con papas fritas o un par de colaciones de comida china. Además picoteaba constantemente durante todo el día”, comenta la mujer sobre la alimentación que la llevó al colapso, lo que cambió el día del casi mortal accidente.
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“Mi cuerpo literalmente funcionó como un airbag. Pero a pesar de que me salvó, fue en realidad una llamada para despertar, tenía que perder peso”, asegura la muchacha.
De ahí en más Jen no sólo ha logrado bajar más de 140 kilos, luego de ejercicio, nueva dieta y posteriormente una operación de banda gástrica, sino que además encontró el amor.
Mientras se recuperaba de la infección en el hospital conoció, a través de juegos en Facebook, a Ron, un canadiense divorciado padre de tres hijos, que finalmente se transformó en su esposo luego de un largo viaje desde Australia al país del norte del mundo.
Cuando se casó, de vuelta en Oceanía, con su amor, con quien estuvo 2 años en Canadá, pesaba 125 kilos aún, fue cuando optó por la banda gástrica.
Pero los dramas continúan, pues hoy lucha por quitarse los más de 6 kilos de piel que quedaron colgando de su cuerpo tras la cirugía y el proceso posterior.
Pero Jen está feliz y agradecida de haber sobrevivido para ver los días distintos y vivir una vida completamente nueva con un cuerpo sano y un marido que la ama.