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Película protagonizada por actor de CHV es aplaudida en Festival de Cine de Venecia

El Cristo Ciego | Jirafa

El actor chileno Michael Silva, célebre en su país por sus trabajos para la televisión y el cine, debutó este viernes en Venecia con el filme “El Cristo Ciego” de su compatriota Christopher Murray, todo un reto que lo lanza como una nueva estrella del cine latinoamericano.

Silva, de 29 años, realiza un trabajo complejo y difícil en su papel de Cristo chileno, con el que recorre el desierto descalzo y encuentra desempleados, sicarios, drogadictos, ancianos y niños que le piden curar enfermedades y aliviar dificultades económicas.

Flaco, alegre, el popular actor de las series de televisión “Sudamerican Rockers” (CHV), “Zamudio” (TVN) y “Bala Loca” (CHV) aceptó formar parte de un proyecto innovador y complejo como el de Murray para contar un Chile para muchos desconocido, pobre y abandonado.

“He podido participar en proyectos audiovisuales importantes dentro de mi país. Desde 2014 trabajo, pero trabajo poco, soy muy selectivo. De ningún proyecto podría decir que me arrepiento. Asumo el riesgo de decir no, sabiendo que puede no haber otro proyecto después”, confiesa en una charla con la AFP-TV.

A pocos metros del Palacio del Cine, en el legendario Lido, bajo un sol veraniego agradable, Silva reconoce la satisfacción de llegar al Festival de Venecia por la puerta grande y poder desfilar este viernes por la alfombra roja como protagonista de una de las 20 películas seleccionadas para competir por el León de Oro.

Silva y Murray | TIZIANA FABI / AFP

Silva y Murray | TIZIANA FABI / AFP

Uno siempre quiere ganar, pero tener la película en competencia ha sido lo mejor. Ganar o no es sólo la consecuencia de una decisión tomada por nueve personas del jurado y no creo que puedan determinar si una película es buena o no. En el arte nadie puede decir que algo es mejor que lo otro. Aquí estamos para compartir, aprender, generar vínculos”, asegura.

La joven promesa del cine chileno, que trabajó también en “Neruda” de Pablo Larraín, quien compite también en Venecia con “Jackie”, se lanzó a trabajar con actores no profesionales, un riesgo que asegura lo enriqueció.

“Hace dos años empezamos a hablar del filme, conversamos por ocho meses del tono actoral. Viajamos al interior de Iquique y empezó el acercamiento con los actores no actores, conocer los lugares, sus vidas y luego fue entregarse”, confiesa.

“La verdad es que estuvieron a la altura de lo que puede dar un actor con estudios. Hay una verdad en ellos muy distinta a la de los actores, una verdad que está por encima de todo”, recalca.

Para Murray era importante que el único actor del filme tuviera una relación con la espiritualidad, con lo religioso, para poder entrar en la historia, contó Silva.

“Creo en Jesús, en entregarse a los demás, soy cristiano y lo declaro sin vergüenza, ni temor”, confesó.

“El Cristo Chileno”, que decide cruzar el desierto para sanar a un amigo enfermo y que tiene una fuerte analogía con el Cristo de Nazaret, “está ciego”, explica Silva.

“En su búsqueda está ciego, no es capaz de ver, no tiene las cosas claras”, afirma.

“El filme muestra un Chile muy oculto, que pocos conocemos. Un país con muchas diferencias sociales, donde los ricos son una enorme minoría”, concluyó

| El filme fue aplaudido en Venecia

Aplaudido en su primer pase a la prensa, “El Cristo ciego” es un grito de dolor por ese Chile pobre y abandonado, fruto de una economía que ha alimentado las desigualdades, que espera un salvador para seguir adelante.

“Creo que detrás de la idea de Chile como país desarrollado, con un sistema económico estable, hay cifras, hay desigualdades. Y detrás de esas cifras hay vidas, hay personas”, aseguró Murray en una charla con la AFP-TV.

“No se trata de hacer una denuncia explícita. A través de la pequeña parábola del Tamarugal quería narrar ese sufrir, esas carencias sociales, esas carencias de políticas públicas, esa carencia de un sistema de apoyo más generoso”, dice.

“La película circula por esos lugares donde ese desarrollo no ha llegado. En el patio trasero del desarrollo”, resume.

El realizador, que compite por el León de Oro y es candidato también al León del Futuro por su opera prima, reconoce que le interesa ante todo “ser mediador entre la realidad y la audiencia y no imponer una historia, sino dejarse empapar por ellas”.

“Estar aquí en Venecia es ya un reconocimiento para mí, no tengo expectativas”, afirma con algo de emoción.