Uno de los realitys más exitosos de la televisión fue Amor Ciego en sus dos versiones. Primero con Carolina Bastías; y luego con tres féminas que debían ser conquistadas por un grupo de apasionados machos.

Una de estas “princesas” fue la guapa Jenny Contardo, quien tras sortear los cortejos de diversos concursantes, fue conquistada por el carisma del penquista Mario Ortega, más conocido como “Súper Mario”, con quien finalmente no logró tener nada más que “buena onda”.

Lee también: Mariana Di Girólamo reveló cómo logró bajar de peso sin dietas estrictas

Ocho años pasaron desde la emisión de ese programa, y actualmente Contardo lleva una vida completamente alejada de la televisión. En 2011 se casó con el teniente 1ro de marina, Cristián Rojas, quien debido a su trabajo es transferido a diversas locaciones de la institución cada dos años, por lo que a Contardo no le queda otra opción que acompañarlo, junto a su pequeña hija Florencia de casi 3 años.

Hasta el año pasado la pareja vivía en Viña del Mar, donde permanecieron por cuatro años, sin embargo, hace muy poco la diseñadora de vestuario de 32 años, tuvo que trasladarse a Tierra del Fuego, nuevamente por el trabajo de su esposo.

Diez días de viaje en auto fue lo que le tomó a la pareja llegar a destino, y lo primero que tuvo que hacer Contardo fue sacarse las extensiones y hacerse una melena, pues el viento se las volaba.

Y es que en Porvenir el viento llega a los 80 o 90 kilómetros por hora, por lo que ya han recibido varias advertencias de los vecinos, como no dejar las puertas de los autos abiertas, pues el viento las saca. Asimismo, ha tenido que estar atenta a Florencia, para que no se caiga por la fuerza del viento.

El cambio ha sido radical, y una de las cosas que más le ha llamado la atención es que en esa zona casi no anda gente en la calle por el viento y el frío. “se quedan en sus casas, pero ya me estoy aclimatando. Además hay harta naturaleza y eso me ha encantado”, señaló la exchica reality a LUN.

El patio de su casa es una pampa sin límites, y tiene vista a una laguna, y uno de los únicos ‘pero’, es que todos los lunes llega una barcaza con frutas y verduras pero son bastante caras. Aunque tienen que comprar sí o sí pensando en que en cualquier momento puede haber mal tiempo y la barcaza no llegue.

En ese caso, Jenny contó que la mayoría de la gente viaja a Punta Arenas al supermercado, que está a una hora y media de Porvenir, y que en esa zona no es mucho lo que compra porque el pan lo hace ella para no salir a comprar con el viento.

Claramente ha sido un cambio extremo y, en ese sentido, ha tenido que encontrar otras formas de entretenerse. “Acá no hay mall, hay que entretenerse en otras cosas. La Florencia sale a jugar a la pampa con el papá y vamos a visitar hartos lugares: hemos ido a ver a los pingüinos rey, fuimos a ver a las toninas y está lleno de guanacos, ah, y vimos un zorro”, detalló.

Contardo y su esposo vivirán por dos años en esa localidad, pero no sería raro que en un nuevo traslado tenga que ir a vivir incluso ‘un poco más al sur de Porvenir’.