Uno de los realitys más exitosos de la televisión fue Amor Ciego en sus dos versiones. Primero con Carolina Bastías; y luego con tres féminas que debían ser conquistadas por un grupo de apasionados machos.
Una de estas “princesas” fue la guapa Jenny Contardo, quien tras sortear los cortejos de diversos concursantes, fue conquistada por el carisma del penquista Mario Ortega, más conocido como “Súper Mario”, con quien finalmente no logró tener nada más que “buena onda”.
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Ocho años pasaron desde la emisión de ese programa, y actualmente Contardo lleva una vida completamente alejada de la televisión. En 2011 se casó con el teniente 1ro de marina, Cristián Rojas, quien debido a su trabajo es transferido a diversas locaciones de la institución cada dos años, por lo que a Contardo no le queda otra opción que acompañarlo, junto a su pequeña hija Florencia de casi 3 años.
Hasta este año la pareja vivía en Viña del Mar, donde permanecieron por cuatro años. En 2015, la ex chica reality señaló estar feliz con la decisión, puesto que así podrían estar más cerca de Santiago y de la familia, pero este año el escenario es completamente diferente.
Esto porque la diseñadora de vestuario de 32 años, deberá trasladarse a Tierra del Fuego. Y es que la noticia la tomó por sorpresa, pues jamás imaginó que tendría que instalarse en un destino que queda a dos horas en ferry de Punta Arenas y que apenas tiene cerca de 5 mil habitantes.
“Me quería morir. Quedé en shock porque no sabía nada de Porvenir y cuando me empezó a contar que era tan austral, no lo podía creer. Pero son los costos de estar casada con un marino“, señaló Jenny en entrevista con LUN.
La ex musa contó que son varios los “gajes” que implica ser la mujer de un marino. “Por ejemplo, para el terremoto él tuvo que partir al tiro a trabajar por lo de un posible tsunami. O, también, con los turnos lo veo poco. Es un como ser esposa de futbolista”, señaló.
Respecto al traslado, que ocurrirá a fines de añor, confiesa que antes de casarse con él ya sabía del tema por lo que fue una decisión pensada y, actualmente, es algo familiar, por lo que aunque no le guste el destino, igualmente tiene que ir.
En tanto, en Viña del Mar Jenny dejará amigos y una vida que armó en cuatro años. De hecho, a su hija ya la sacó del jardín para que no extrañe tanto a sus compañeros y también comenzará a liquidar los vestidos de su marca personal J.Contardo.
Aún así, le busca el lado positivo. “Siento que estos cambios de casa y de vida te dan la oportunidad de empezar de cero, de conocer lugares que quizás en mi vida iba a conocer. (En este caso) Sé que hay muchos pingüinos, que hay flamencos y que el clima es súper extremo, pero vamos a vivir en una casa que arrienda la Armada y que es bien acogedora“, remató.
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