Lo vemos en cuanto evento guachaca hay, el que a veces se ha extendido a regiones. Es la cara visible, el rostro de la Cumbre Guachaca, que se realiza cada año en nuestro país.

Dióscoro Rojas es todo un ícono del terremoto (trago) y de la música folclórica, y se ha dedicado a este mundo desde hace casi 20 años.

A sus 65 años, pese a que todos creerían que su trabajo es un buen negocio, asegura que a veces anda con lo justo.

“Mucha gente jura de guata que tengo plata y hasta creen que soy el dueño de La Piojera, pero la verdad es que vivo con lo justo, que arriendo un departamento como cualquier familia, y que tengo los mismos problemas económicos de todos los chilenos”, contó en entrevista con el diario popular La Cuarta.

www.guachacas.cl
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Dióscoro contó además que la organización de la Cumbre Guachaca no ha sido nada fácil, sobre todo los primeros años, donde tenían que combatir contra el “cuiquerio”.

“Tuvimos que hacer el camino y muchas locuras que la gente no sabe. Éramos dos curados y medio que antes de la Cumbre de las Américas planeamos en un restaurant armar una Cumbre Guachaca, sin tener idea de impuestos ni de nada. Nos prestaron 50 lucas de ese tiempo y con eso nos lanzamos…”, contó.

La vida económica no el ha cambiado mucho, pues sigue viviendo como “la gente normal”.

“No ha quedado mucho, pero me ha permitido vivir como gente normal y educar a mi hija, nada más. De hecho, sigo tratando de conseguir un subsidio para arreglar mi casita en Lontué, que es tan chica, de los tiempos de Frei…”, señaló Rojas.

A esto agregó que “De repente hasta me cortan la luz. Mi vida es súper normal, ando en micro y metro, y a veces no me alcanza ni para pagar la luz o el teléfono.”

Esta vida sin lujos ni grandes bienes les ha permitido ser felices de otra manera, lo que incluso su hija le agradeció para el Día del Padre.