Tras unas soñadas vacaciones, Katie Eastgate, fue de emergencia al hospital debido a una grave infección que la dejó casi inconsciente.
Para completar su tratamiento y mejorarse, los médicos le solicitaron saber su peso para poder calcular la cantidad de antibióticos que debía tomar diariamente, pidiéndole a la mujer a enfrentarse a una de sus más grandes pesadillas: la pesa.
Fue en ese momento que Katie quedó completamente sorprendida al notar que a sus 30 años alcanzó unos no saludables 163 kilos, siendo este un repentino llamado de atención para comenzar a cambiar su vida y por sobre todo mejorar su salud.
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Lo primero que hizo fue ingresar a un grupo especializado en personas obesas. En el lugar le propusieron una dieta alta en verduras, frutas y proteínas. Además, le agregaron una intensa rutina de ejercicios diarios para acelerar el proceso.
“Mi dieta antes era cualquier cosa en grandes cantidades. Pizzas, bebidas, papas fritas, galletas, dulces, helados… lo que tu nombres yo lo comía. Después cambié a porciones más pequeñas y siempre acompaño mis snaks con alguna proteína“, señaló al Daily Mail.
En cuanto a su entrenamiento, la americana señaló que antes era la persona más sedentaria del mundo, pues trabajaba sentada todo el día y llegaba a la casa a comer y quedarse frente a la TV toda la noche. “Ahora camino con mis niños o bailo en la casa. Mi meta es llegar a los 10,000 pasos al día”, comentó.
Tras su drástico cambio y baja de peso, Katie agregó que “me siento mejor que nunca. Ahora puedo correr, saltar, andar en bicicleta y muchas cosas más. Mentalmente, tengo mucha más confianza que antes y siento que he cambiado radicalmente mi vida”.
Cabe señalar que con su constancia, Katie, de Ohio, Estados Unidos, logró bajar en pocos años más de la mitad de su peso, luciendo actualmente un curvilíneo cuerpo de 78 kilos.
