En marzo pasado, el suicidio de un grupo de adolescentes rusos causó conmoción a nivel mundial: dos jóvenes, de 15 y 14 años, se lanzaron desde un decimocuarto piso; otra muchacha lo hizo desde un piso 5, mientras que un cuarto se abalanzó sobre un tren en movimiento. Tras los hechos, un escalofriante juego apareció como el posible culpable de la drástica decisión de estos jóvenes.

Se trata del juego de la ‘Ballena Azul’, el cual consiste en realizar una serie de pruebas -muchas de ellas vejatorias y de alto calibre-, cuya última instancia incitaría al suicidio.

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Los antecedentes surgieron de la mano de una investigación a cargo de la policía rusa tras los decesos, en la cual emergieron fotos en redes sociales de los adolescentes en las que se vislumbraba el animal.

A pocas semanas de que el tema tuviera gran repercusión en los medios de comunicación internacionales, en Chile la PDI confirmó que el juego comenzó a practicarse en nuestro país.

Desde casos en el norte de Chile, pasando por Coronel y hasta en La Araucanía, la peligrosa actividad comenzó a viralizarse por medio de plataformas como Facebook y Twitter, levantando las alarmas en la población criolla.

No es para menos. El juego consiste en llevar a cabo 50 retos en un período de 50 días, es decir, se realiza uno de forma diaria… Y las pruebas son alarmantes: desde cortarse el labio, pasando por mirar películas de terror durante 24 horas sin dormir, hasta hacerse algo doloroso con el fin de ponerse enfermo.

Otras de las pruebas incluyen cortarse con un cuchillo escribiendo “f40” en la mano y luego enviarle la foto al administrador; levantarse a las 4:20 de la madrugada y dirigirse a un techo (mientras más alto mejor); y pinchar la mano con un alfiler muchas veces.

Una de las pruebas | Redes Sociales
Una de las pruebas | Redes Sociales

El último reto, no obstante, es el más preocupante ya que consiste en “saltar desde un edificio alto para quitarte la vida”.

Luego de conocerse mayores detalles de la actividad, diversos colegios de nuestro país alertaron a los padres y se comunicaron con los niños y adolescentes para que, por ningún motivo, se sumaran a “esta moda”.

En conversación con Página 7, Esteban Isla, psicólogo infanto juvenil y especialista en Terapia Cognitivo Conductual de la Universidad de Chile, comentó que “el juego entra en una dinámica similar a la de cuando chicos más grandes intentan que los más pequeños hagan cosas que usualmente no harían, por las ganas de pertenecer a un grupo o de tener algún tipo de amigo, sobre todo a los que están más solos o que son menos sociables. Al inicio, el juego toma ventaja de eso“.

En este sentido, el experto declaró que “el grupo que está más en peligro frente a este tipo de juegos es el compuesto por chicos menores de 14 años, sin supervisión adulta, con acceso a redes sociales sin control de los padres y que, eventualmente, puedan tener algún tipo de carencia afectiva- que tengan mala socialización con sus pares o un déficit de tiempo y/o cariño del hogar-“.

Ante ello, Isla aclaró que las exigencias de la ‘Ballena Azul’ son “bastante grandes: estamos hablando de daño físico, situaciones peligrosas, tareas vejatorias que un chico saludable de entre 14 y 18 años no va a realizar porque no le va a hacer sentido. Aquí, el mayor peligro está en los más pequeños y en los que tengan más carencias afectivas“, siendo la combinación de ambos factores el escenario más riesgoso.

“Hay que sumarle un tercer factor, que tiene que ver con el nivel de control de los padres respecto a lo que sus hijos hacen o no, especialmente, cuando tienen acceso a Internet. Hoy día tú ves pequeños de todas las edades que manejan redes sociales, que frecuentan Instagram, Snapchat -que es muy popular entre los adolescentes-, Facebook -el indiscutido ‘Rey de las RRSS’-, y WhatsApp, donde pueden se contactados por cualquier persona. Entonces, el primer cuidado de los padres tiene que ser el control adecuado de las redes sociales que utiliza el niño o el adolescente”, agregó el psicólogo.

Un niño menor de 14 años no debería tener acceso a estas redes sin supervisión adulta, a juicio del especialista. De lo contrario, se deja una puerta abierta a terceros potencialmente malintencionados “que influyan en su conducta a través de la no pertenencia. Además, todo el ambiente virtual hace que las cosas se ‘des-realicen’ un poco, y que al chico le puedan parecer menos concretas. La verdad es que, muchas veces, detrás de los teclados hay gente que los puede dañar de manera muy, muy real”.

“Esto también es un fenómeno propio de la época en que vivimos, en el que muchos adultos, para mantener sus hogares, tienen más de un empleo o trabajan más de 8 horas diarias y, por ende, esto repercute en la cantidad de supervisión que tienen sobre los chicos. Por eso es importante, en la medida de lo posible, tener supervisión adulta por otros medios: llamadas telefónicas, alguien que me ayude -familiar, vecino, etcétera-. Un menor de edad no tiene por qué tener tanta libertad cuando no está siendo supervisado por el adulto responsable, pueden haber adultos sustitutos”.

Pexels (cc)
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Señales de alerta

En este contexto, Isla comentó a Página 7 que existen señales claras que nos pueden dar cuenta de que un niño o adolescente está participando del juego: “daño físico, los dibujos de la ballena, frases escritas en el cuerpo”. En este sentido, “cualquier signo de automutilación es una alerta inmediata (…) un chico con relaciones familiares adecuadas no va a tener la necesidad de efectuar este tipo de acciones. La conducta de automutilación es una gran alerta”.

Además, el experto enfatizó sobre otras tres situaciones a las que hay que estar atentos ante juegos como el de la ‘Ballena Azul’.

– El nivel de comunicación | Por ejemplo, si existe “muy poca comunicación, demasiado silencio o no se comparten vivencias diarias con el chico, o bien, él no está dispuesto a contarnos lo que hizo o se encierra en la pieza”, sin duda, son señales de alerta.

– Cambios en la conducta alimentaria | Hay que estar atentos a si hay un exceso de ingesta alimenticia (puede indicar ansiedad) o una disminución demasiado clara de ésta (puede indicar un estado anímico bajo).

– Comentarios a los que están expuestos los jóvenes | “Muchas veces, sin darnos cuenta, como padres o cercanos caemos en exigencias basadas en los estándares comerciales de la sociedad y eso implica que estamos generando expectativas poco realistas en los chicos, que no van a ser llenadas”, dijo Isla.

A ello, agregó que “es importante que nuestras expectativas, el cómo transmitimos la visión de mundo, sea realista, que no le vaya a generar frustraciones demasiado insalvables durante su desarrollo”, por ejemplo, con respecto a las evaluaciones, vida social y/o aspecto físico.

“Todo ello contribuye a crear autoestimas más frágiles, que pueden dejar más vulnerable a los chicos. Los adultos tienen que tener la capacidad de poder filtrar un poco el mundo para los chicos y exponerlos gradualmente a éste a medida que van creciendo. El cómo controlamos el entorno y la calidad de nuestro afecto son aspectos muy importantes”.

Finalmente, el psicólogo aconsejó que tanto padres como educadores y otras entidades sean preventivos ante juegos negativos como el de la ‘Ballena Azul’, los cuales suelen popularizarse con rapidez: “Aquí lo mejor es ser preventivos. Si no estoy con mi hijo todo el día, mantener una coordinación con los espacios donde está: actividades extraprogramáticas, hogar, escuela; tener una coordinación con los adultos que puedan indicar si hay algún problema“.

“Muchas veces, los problemas de socialización a través de pares pasan desapercibidos porque los padres no se comunican con los profesores o con las autoridades del colegio y no tienen idea de cómo son las dinámicas entre pares (…) lo mejor no es estar viendo los signos y síntomas, sino que más bien tener una actitud preventiva, hacer lo posible para que no se den las condiciones para que esto ocurra”, concluyó el especialista.