Hoy en día prácticamente toda persona asalariada cuenta con al menos una tarjeta de crédito. Y es que si antiguamente solo los bancos otorgaban este tipo de productos, hace ya varios años que las multitiendas, supermercados, farmacias e incluso compañías telefónicas generan sus propios ‘plásticos’.

En marzo los gastos crecen de manera exponencial y para muchos las tarjetas de crédito pasan a ser la gran salvación, pues el estar en una sociedad consumista y en un país desigual por excelencia, provoca que aquellas personas que reciben sueldos bajos vean en estas tarjetas un gran aliado para satisfacer sus necesidades, lo que en muchos casos puede derivar en endeudamientos que a veces es difícil de saldar.

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En eso coincide el jefe de carrera de Contador Público y Auditor de la Universidad del Pacífico, Arturo Farías, quien señala que lo principal a la hora de obtener una tarjeta de crédito es saber administrarla para sacarle el máximo provecho y evitar el sobreendeudamiento.

Cabe señalar que según el último Informe de Tarjetas de Crédito de Noviembre de 2016, de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif), el número de tarjetas de crédito vigentes supera los 12 millones de unidades. En tanto, los últimos datos de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), indica que las tarjetas de crédito bancarias son usadas con alguna frecuencia por el 23% de los hogares, cifra que sube a 52% en el estrato de mayores ingresos, mientras que las tarjetas de crédito no bancarias (emitidas principalmente por casas comerciales y supermercados) son utilizadas por el 53% de los hogares.

Hans Scott | Agencia UNO
Hans Scott | Agencia UNO

Por su uso extendido, el experto pone énfasis en una serie de puntos que hay que tener en cuenta para evitar el uso de las tarjetas de crédito de manera indiscriminada.

Lo primero es revisar los costos asociados. “Hay que analizar cómo está estructurada la tarjeta, es decir, revisar el costo de mantención, los seguros asociados como el de desgravamen y, a veces, el de cesantía que algunas también incluyen. Estos cobros se efectuarán todos los meses y hay que tenerlos en cuenta”, alerta Farías.

Un segundo punto muy importante es tener idealmente una sola tarjeta y con un cupo que permita utilizarlo sólo en lo necesario. “Esto también se aconseja por un tema de control de gastos, ya que el hecho de tener varias tarjetas en la práctica significa que la persona tiene un mayor cupo disponible y debe hacerse la pregunta: ‘¿Seré capaz de responder a todas estas obligaciones?’. El endeudamiento es súper fácil, ya que las líneas están aprobadas”, advierte Farías.

También hay que tener cuidado con las cuotas, ya que la regla de oro es que la duración de la deuda por adquirir un bien esté en directa relación con el tiempo en que ese bien se utilizará. “Si uno se compra algo que va a durar un año, como por ejemplo un celular, la persona podría pagarlo sin problemas en 12 meses; pero si se compra un bien que se va a acabar al instante, como la comida, no es recomendable pagarlo en 12 cuotas. Hay que calcular los beneficios en el tiempo que da ese bien y reflejarlo en el tiempo que uno se demorará en pagarlo. Para esto vale la pena preguntarse cuánto tiempo uno va a aprovechar ese bien: si el bien tiene un uso de corto plazo, la deuda también tendría que ser de corto plazo”, sugiere el académico.

Juan González | Agencia UNO
Juan González | Agencia UNO

En la práctica y por un tema de costos, el especialista comenta que es mejor preferir cuotas sin intereses. “Así se está pagando el bien en sí y no los intereses, aunque al usar las cuotas se deberá pagar la mantención de la tarjeta de crédito durante todos los meses de las ‘cuotas sin interés’”, detalla.

Otro punto muy importante es fijarse en el interés rotativo, que es el que se aplica cuando no se paga una cuota en el plazo establecido. “Es un punto muy importante a considerar, ya que allí es donde las tarjetas comienzan a ganar dinero. Muchas veces el interés rotativo es el triple del interés que cobran mensualmente”, puntualiza.

En base a esto mismo es bueno evaluar el uso de la línea de crédito vs. la tarjeta de crédito. “La línea de crédito es un crédito que se cobrará por el periodo de tiempo que se utilice, ya sea uno, dos, tres días, dos meses o más. Se ocupa para cosas urgentes y/o imprevistos, porque hay interés en cada día que se ocupa. Por eso, cuando se quiere comprar algo y se tiene la capacidad y el tiempo para planificarlo, se debe preferir usar la tarjeta de crédito”, sugiere.

Por último, hoy el uso de las tarjetas de crédito está asociado a una serie de beneficios con el objeto de captar clientes, por lo que Farías hace un llamado a aprovechar los beneficios con responsabilidad. “Es importante aprovecharlos, ya sean puntos, kilómetros, etc., pero no hay que fijarse tanto en eso, sino que prestar atención a la tasa de interés o al costo de mantención de esa tarjeta. Al mismo tiempo, es mejor trabajar sólo con una tarjeta, que da ciertos beneficios”, concluye.