El peso es algo con lo que muchas personas luchan a diario. Las consecuencias de una vida agitada y sin tiempo suficiente para cocinar y disfrutar comidas saludables ha provocado que en el último tiempo el sobrepeso y la obesidad llegue a niveles altísimos en nuestro país.

De hecho, un reciente estudio del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), señala que el avance de la obesidad en Chile no se detiene, ubicando a nuestra nación en el 6° lugar mundial en obesidad infantil y en el primer puesto en América Latina.

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En ese contexto, la edad también cumple un rol importante en el peso, puesto que conforme pasan los años es más difícil bajar esos kilos ‘de más’, algo que la misma ciencia corrobora, pues se sabe que con la edad nuestro metabolismo se vuelve más lento.

Entre otros factores relacionados con el aumento de peso en una edad más adulta, podemos encontrar el estrés, la pérdida de masa muscular y el declive de las hormonas.

¿Por qué?

De acuerdo al sitio web especializado Salud180, el estrés es un factor que está presente prácticamente en todas las rutinas de una persona con una vida agitada, y pocas veces nos damos cuenta que nos puede afectar la capacidad de nuestro cuerpo para optimizar los nutrientes de los alimentos. Esto desencadenaría que nuestro cerebro entregue ‘órdenes erróneas” a nuestro organismo de que ingiera un exceso de alimentos calóricos o poco benéficos, según reporta un estudio consignado en la web Psychology Today.

Sobre la pérdida de músculo, el portal consigna que desde los 30 años se pierde entre 2 a 5% de masa muscular con cada década que pasa, por lo que con los años vamos acumulando más grasa que otro elemento.

Por último, el declive de las hormonas, tiene relación con que las hormonas del crecimiento, el estrógeno, y la progesterona disminuyen su producción, por ende, la composición corporal cambia, aumenta la grasa en nuestro abdomen y tienden a disminuir las horas de sueño, lo que también incide en el aumento del estrés.

Pero no todo está perdido, pues también puedes llevar a cabo ciertas acciones para que este proceso no sea tan impactante, conforme avanzan las décadas.

A tus 30, la clave es la alimentación. Ordenarse en las comidas y controlar la ingesta de carbohidratos. Además, se recomienda realizar alguna actividad física constante. A los 40, debes aumentar el consumo de proteínas, por la pérdida de masa muscular; y a los 50, debes continuar una alimentación saludable, reduciendo comidas como quesos y bebidas alcohólicas, y aumentando el consumo de grasas vegetales.