Una infancia en la que abundaba la violencia, el dolor y la indiferencia marcaron la vida de John Wayne Gacy Jr., un hombre que pasó a la historia por su personaje conocido como ‘Pogo, el payaso asesino’, el psicópata que violó y asesinó a al menos 33 jóvenes y adolescentes en Estados Unidos.

Mucho antes de esta aterradora moda de los hombres disfrazados de payaso, que asustan a los peatones por diversión o bien para llevar a cabo delitos como robos, hubo un verdadero payaso asesino cuya historia te narraremos en Página 7.

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Hijo del medio de un matrimonio de Chicago, Illinois, Gacy Jr. creció siendo un niño con obesidad que nunca contó con la aprobación de su padre, quien además le recriminaba su cercanía con su madre y hermanas.

El progenitor lo insultaba llamándolo “marica” y, cuando llegaba a casa tras una noche de juerga, le daba una violenta tunda y golpeaba además al resto de la familia. Cuando el chico tenía 4 años, ya lo azotaba violentamente con un cinturón de cuero.

La protección de su madre no sirvió de mucho y en el colegio también fue víctima de bullying, por una falla cardíaca que le impedía practicar deportes con sus compañeros.

Todo empeoró cuando un amigo cercano de su padre lo violó. John Wayne tenía apenas 9 años.

Captura | Bio
Captura | Bio

Las palizas no cesaron, y sólo cuando se fue de la casa, su vida comenzó a cambiar.

 

| Las Vegas

A los 20 años se fue a Las Vegas, en una experiencia que sería el principio del camino hacia su transformación en un asesino en serie.

Tras un breve paso como miembro del partido demócrata, partió a la ciudad de los casinos, donde consiguió un empleo en una funeraria y aprendió la técnica para embalsamar a una persona.

Aunque ya era un adulto, la violación que sufrió cuando niño aún penaba y los constantes golpes de su padre hacían que él no se sintiera cómodo con el sexo o su cuerpo, pero una noche cuando quedó sólo en la funeraria todo cambió.

Según él mismo confesó en una entrevista tras su detención, se sintió atraído por un adolescente fallecido, se trepó al ataúd y abrazó y tocó al cadáver. Cuando se dio cuenta de lo que hacía entró en shock y, tras el incidente, decidió volver a la casa de sus padres.

 

| Nueva Vida

Ya de vuelta en Chicago, y a pesar de no haber terminado la secundaria, ingresó a estudiar negocios en Northwestern. Fue un alumno destacado, consiguió varios trabajos e incluso se casó con una colega con quien tuvo dos hijos. Eso le valió lo más importante en su vida, la aprobación de su padre, quien lo puso a cargo de una importante cadena de negocios.

Con poder, adquirido además en una organización que entregaba habilidades de liderazgo y negocios a jóvenes locales en la que también se involucró, comenzó a seducir a muchachos jóvenes con empleo. Los invitaba a casa y los emborrachaba en su garage, para luego abusar de ellos.

Fue condenado en 1968 por los abusos, pero salió apenas un año y medio después de prisión e inició otro nuevo camino.

 

| La creación de Pogo

Todo dio un giro diametral cuando su mujer solicitó el divorcio y perdió sus empleos. John Wayne, sin embargo, supo salir adelante y aprovechó sus habilidades en los negocios para crear una novedosa compañía y consieguir una nueva familia. Y, claro está, que volvió a caer en el ‘juego’ del acoso, aunque esta vez de manera bastante más aterradora.

Convertido en un ejemplo para la pequeña comunidad de Norwood Park, también en Illinois, donde cooperaba en todo, se unió a un grupo de hombres que se hacían llamar los “Jolly Joker“, quienes vestidos de payaso reunían fondos para diferentes necesidades y visitaban hogares de niños y hospitales.

El violador eligió el nombre Pogo, se hizo su traje y aprendió a maquillarse dándole a su cara una sonrisa bastante particular que sería parte de su sello.

Cuando le confesó a su nueva esposa que era bisexual y la mujer comenzó a armar el puzzle y pidió el divorcio, comenzaría un nuevo y terrorífico episodio en la vida de este sujeto.

 

| Asesino Serial

Fue una mañana luego de llevar a un joven a casa que hacía dedo en la carretera, cuando John Wayne cometió su primer asesinato. El adolescente llegó a la pieza con un cuchillo, estaba preparando el desayuno, Wayne se sintió atacado y se defendió apuñalando al muchacho. Desde entonces, al conocer la adrenalina de asesinar, confesó antes de su sentencia que nunca más se detuvo.

Jóvenes de entre 14 y 18 años eran engañados. John los llevaba hasta su casa, los sometía, amarraba, torturaba y finalmente sodomizaba. Fueron 33 las víctimas que aparecieron muertas.

Fueron 6 años de terror bajo el traje del payaso, hasta que un caso de un adolescente desaparecido en 1978 llevó a la policía hasta su nombre y hasta su casa, donde tras los registros encontraron a los jóvenes asesinados.

Finalmente, fue condenado a 22 cadenas perpetuas y 12 penas de muerte. Falleció en mayo de 1994 a causa de la inyección letal.

“Matarme no hará regresar a ninguna de las víctimas”, “¡El Estado me está asesinando!”, “¡Bésenme el culo!”, “¡Nunca sabrán dónde están los otros!”, dijo el Payaso Pogo antes de morir.