Sin duda el caso de la desaparición de Elizabeth Smart fue uno de los más comentados de la primera década del siglo XXI. Una hermosa niña de 14 años fue sacada de su casa a vista y paciencia de su hermana menor y mantenida cautiva por más de 9 meses sometida a violaciones, torturas y abusos.

Ha pasado más de una década desde su milagroso rescate y luego de aquello incluso han ocurrido casos escabrosos, como el de Madeleine McCann en 2007, y sorprendentes, como el escape de Natasha Kampusch en 2006 tras más de 8 encerrada por el depravado Wolfgang Přiklopil. Sin embargo, los detalles que rodearon el secuestro de Elizabeth y la forma en que logró salir adelante y seguir luchando transformaron su historia en una de las más icónicas.

El secuestro

Era 4 de Junio de 2002 y la familia Smart, compuesta por Edward, Lois y sus seis hijos regresaba a casa, en Salt Lake City, Utah, Estados Unidos, tras una ceremonia de premiación en la escuela. La pareja llevó a los pequeños a la cama y el padre se aseguró de cerrar todas las puertas y ventanas, aunque decidió no encender la alarma para no despertar a los niños en caso de que alguien se levantara en medio de la noche, pues se veían cansados.

Esa inocente decisión se transformó en un grave error con el que empezó el calvario para la familia.

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La madrugada del 5 de junio el expredicador callejero Brian David Mitchell irrumpió a la casa de los Smart y entró a la habitación que Elizabeth, de 14 años, compartía con su hermana Mary Katherine, de 9. La más pequeñita se hizo la dormida y vio cómo Elizabeth era secuestrada.

Elizabeth Smart
Elizabeth Smart
ARCHIVO | AFP / Elizabeth Smart
ARCHIVO | AFP / Elizabeth Smart

El sujeto amenazó a la niña poniendo un cuchillo contra su garganta y le dijo que se mantuviera callada si no quería ser herida. El silencio en la casa era absoluto, pero nadie más que la pequeña Mary escuchó ni vio nada y ella, aunque lo intentó, por miedo, no fue capaz de llegar a la pieza de sus papás para contarles lo que estaba pasando, hasta que ya fue demasiado tarde.

“Puso su mano en mi pecho y luego puso un cuchillo en mi cuello. Me dijo que me parara callada y que si es que no lo hacía me mataría a mí y a toda mi familia. Él susurraba, pero aún era lo suficientemente fuerte como para despertar a alguien”, recordó en el juicio la víctima.

Cerca de las 4 de la mañana la chiquitita le contó a sus padres, quienes no le creyeron y pensaron que se trataba sólo de una pesadilla, pero ella insistió y cuando Ed recorrió la casa y no encontró a Elizabeth, su vida cambió para siempre.

Desaparición y abusos

Mitchell llevó a la niña a una casa en el bosque, a apenas 18 kilómetros desde donde la había secuestrado. Ahí la retuvo con ayuda de su mujer, Wanda Ileen Barze, quien se encargó de la niña en los primeros minutos.

“Eventualmente y de la nada me lavó los pies y me dijo que me sacara el pijama y me pusiera una cosa parecida a una bata. Cuando le dije que no quería dijo que si no lo hacía llamaría a Brian Mitchell y él rasgaría mi ropa. Entonces me puse la bata. Él llegó y realizó una ceremonia, que era ‘casarme’ con él. Después de eso procedió a violarme”, recordó durante el largo juicio la chica, que para el momento de los hechos tenía apenas 14 años.

A partir de ese momento y durante nueve meses, Mitchell no dejó de abusar de ella por “revelación de Dios”, consignó El Mundo.

La forzaba a beber, a fumar y a tener sexo con él, todo apelando a una supuesta orden divina. Elizabeth era violada entre 3 y 4 veces diarias, atada y golpeada y amenazada con la muerte ante el más mínimo intento de escapar o hablar en alguna de las salidas que Mitchell y su mujer se veían obligados a hacer.

Sólo hablar de Dios hacía que el perturbado secuestrador la escuchara y, de hecho, fue parte del su plan de escape.

Aunque en una ocasión un oficial de policía estuvo punto de descubrir la verdad, no fue hasta 9 meses después del ataque que la pequeña pudo ser rescatada.

El rescate

El paso de los meses no daba nuevas pistas hasta que la pequeña Mary Katherine, la hermanita que vio todo, recordó que la voz que escuchó esa noche era familiar. Se trataba de la voz de un tal Emmanuele, un vagabundo de largo pelo y barba que sus padres habían contratado gentilmente para que arreglara cosas en la casa.

Los Smart se contactaron con un artista para hacer un retrato hablado de este sospecho, que no fue tomado en serio por la policía, y con la imagen iniciaron una nueva búsqueda con ayuda de los medios. La familia de Brian Mitchell lo reconoció en el dibujo. Él se había hecho pasar por Emmanuele para obtener el empleo en la casa de estos gentiles religiosos.

El depravado tenía un historial de denuncias previas por pedofilia, incluida una de su exesposa relacionada con sus hijas, lo que hizo aún más plausible la historia de la pequeña hermana de Eli.

Mientras, en su horrible suplicio, Elizabeth logró meterse de alguna manera a la mente del desquiciado ‘religioso’ usando una supuesta revelación divina: la joven le dijo a Mitchell que debía volver a la ciudad para que él pudiera conseguir todo lo que esperaba.

Ese viaje a Salt Lake City fue fundamental, pues fue entonces cuando un ciclista los vio y dio aviso a la policía. Había visto el dibujo de los sospechosos en un popular programa de televisión la noche anterior.

Los secuestradores le pusieron peluca gris, lentes de sol y hasta un velo a la niña, pero la policía logró reconocerla en el interrogatorio y fue rápidamente reunida con su familia, mientras que Barzee y Mitchell fueron detenidos.

Tras varios aplazamientos y recursos, que calificaron a Mitchell como inimputable por enfermedades psiquiátricas, finalmente el 2011 el juicio llegó a su fin y el secuestrador fue sentenciado a cadena perpetua. Su esposa fue condenada a 15 años de reclusión por su cooperación en la comisión de los abusos.

Brian Mitchell / Ravell Call-Pool | Getty Images | AFP
Brian Mitchell / Ravell Call-Pool | Getty Images | AFP
Wanda Ileen Barze / Salt Lake County Sheriff's Department |Getty Images |AFP
Wanda Ileen Barze / Salt Lake County Sheriff’s Department |Getty Images |AFP

Elizabeth hoy

13 años después de su milagroso rescate la vida ha cambiado para Elizabeth. Se escribieron libros sobre su historia y también fue llevada a la pantalla, en la película para la televisión de 2004 The Elizabeth Smart Story.

Años más tarde ella también decidió tomar lápiz y papel y contar en primera persona el sufrimiento por el que pasó.

En 2015 se transformó en madre de una niña a la que llamó Chloe.
La bebé es fruto de su matrimonio con Matthew Gilmour, un escosés marmón que conoció en una misión de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ellos se casaron en una pequeña ceremonia en Hawaii en 2012, consignó Today.

La mujer, que acaba de cumplir 29 años el pasado 3 de noviembre, continúa trabajando arduamente como activista en causas de niños desaparecidos y lidera la fundación que lleva su nombre, la que, por ejemplo, fue fundamental para que se promulgara la ley de registro de delincuentes sexuales en Estados Unidos, apenas 4 años después de su horroroso secuestro.

Como si fuera poco, ella también ha sido parte de importantes programas de televisión en su país, siendo invitada como panelista experta en casos de desaparición y haciendo reportajes del mismo tema. Además, ha visitado programas para contar, junto a su padre, su pasado y dar a apoyo a otras familias víctimas de casos similares.

Junto con la anterior, la joven es conferencista e intenta crear conciencia sobre los peligros de la pornografía y cómo este tipo de material tuvo un importante impacto en su secuestro.

“Ver pornografía no era suficiente para él, ver pornografía y tener sexo con su mujer no era suficiente, creo que eso también lo llevó a secuestrarme a mí. Me mostraba las revistas y luego me violaba, más y más, nunca era suficiente para él. No sé si sin el porno me habría secuestrado igual o no, pero lo que puedo decir es que definitivamente la pornografía hizo mi infierno en vida aún peor”, comentó la víctima en un reciente relato.

Su historia realmente remueve el corazón y puedes verla con detalles en el siguiente documental.