Era el 19 de mayo de 1977 en Oregon, Estados Unidos, y en la carreta la joven y bella Coleen Stan, de apenas 22 años, esperaba que algún gentil conductor la llevara hasta West Wood, California, donde se celebraría el cumpleaños de una muy buena amiga.

Fue ahí donde Cameron y Janice Hooker le ofrecieron acercarla. Parecían una pareja amable y simpática, que además viajaban con su bebé de 8 meses. Ella simplemente se subió sin imaginar que comenzaría una pesadilla imborrable pocos kilómetros después.

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De pronto Cameron, de 23 años, tomó un camino paralelo, alejado y muy silencioso y la amenazó con un cuchillo, puso una cinta en su boca, ató sus manos y le puso una caja de madera sobre la cabeza.

Luego la llevaron a su casa, en Red Bluff, y la obligaron a vivir por 7 años en una caja de madera con aspecto de ataúd que la pareja escondía bajo la cama. Sólo la dejaban salir por cerca de una hora para torturarla o violarla.

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Hooker tenía una peligrosa obsesión por el sexo sadomasoquista y su mujer aceptó que capturara a Stan sólo para librarse de los castigos a los que su esposo la sometía por satisfacer sus impulsos.

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Pasaron varios meses donde la mujer estuvo literalmente encerrada 23 horas al día en esa oscura caja, hasta que a fines de 1978 el violador la obligó a firmar un contrato que la convertía en su esclava de por vida. Luego de esa firma pasaba entre 3 y 5 horas al día en el cajón.

La hizo pensar que estaba siendo vigilada por una poderosa organización llamada “La compañía” que la perseguiría y torturaría eternamente de no seguir sus órdenes. También le asignó un nombre ‘secreto’: Kay.

“Me hizo cosas que nunca creí que siquiera fueran posibles, demasiado enfermas para describirlas. Durante los primeros meses se dispuso a quebrarme. Me mantuvieron en la oscuridad, no me permitían lavarme, me pasaban una bacinica y me alimentaba una vez al día con desechos o papas”, recordó Coleen en un documental lanzado poco después de que otro caso de secuestro violación remeciera al mundo en 2008, el de Elizabeth Fritzl, la niña austriaca estuvo cautiva 24 años bajo el reino del terror de su propio padre.

“Vivía en constante miedo. Cada vez que me torturaba pensaba, ‘¿Voy a morir ahora?’ Me electrocutaba, me quemaba con una lámpara de calor, me colgaba y me estiraba, jalando de duras cadenas”, narró la víctima cuya historia se estrenará en forma de película para la televisión este fin de semana en Estados Unidos y será seguido por un extenso documental con la ‘verdadera’ historia.

No fue hasta 7 años después, con ayuda de Janice y cuando ya le permitieron salir de casa para trabajar, aunque siempre como esclava y sometida a los castigos y la vigilancia de la supuesta “Compañía”, que Coleen logró escapar.

“Me dijo que tenía que irme, pensó que él nos mataría a ambas. Después me dijo que no existía ‘La Compañía’, que no había nada real en eso. Esa simple verdad fue suficiente para darme cuenta de que me habían lavado el cerebro y por primera vez en 7 años tenía el control de mi vida”, confesó Stan, según consginó Daily Mirror.

La propia Janice Hooker, al parecer aburrida de los castigos, la violencia y las infidelidades, fue quien denunció los hechos a la policía, sumando además el caso de otra chica, supuestamente asesinada por su marido, que sin embargo nunca pudo comprobarse.

Janice recibió inmunidad por prestar cooperación, Coleen finalmente fue libre y volvió a la casa de sus padres. Ellos sólo supieron la verdad tras el juicio.

Cameron Hooker fue encontrado culpable de secuestro, violación reiterada y otros cargos y condenado a 104 años en prisión. Su libertad condicional fue negada y sólo tendrá una nueva opción de reducir su condena en 2030, cuando tenga 76 años.

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Coleen logró rehacer su vida. Terminó una carrera, trabaja como oficinista y además es parte de una fundación que ayuda a mujeres víctimas de violencia. Se casó por cuarta vez hace algunos años y está criando a su primer nieto, de 2 años. A pesar de todo lo que tuvo que pasar dice ser una mujer feliz.

“Tu vida está como en el limbo mientras estás cautiva y cuando tienes la posibilidad de recuperar la libertad, de recuperar el poder de decidir, simplemente es como si el portón se abriera por completo por siempre. Tienes que correr hacía él, hacia la felicidad“, comentó la llamada ‘chica de la caja’ hace algunos días a People.

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