La opción de filtro que eliges constantemente en Instagram, podría revelar más de lo que crees, según han advertido un par de científicos.

De hecho, usar un filtro en particular, Inkwell, podría ser un signo de que estás clínicamente deprimido. Y aunque te suene un tanto extraño, investigadores de dos reconocidas universidades estadounidenses son los que han sugerido esta relación.

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Y es que Andrew Reece, académico de la Universidad de Harvard y Chris Danforth, de la Universidad de Vermont, han señalado que examinar los filtros de Instagram que la gente elige, podría ser una buena forma de evaluar la depresión, según constata el medio estadounidense The Washington Post.

Los investigadores analizaron 43.950 mil publicaciones de 166 personas. A cada participante se le pidió que completara una encuesta de depresión clínica estandarizada para evaluar el nivel de depresión, responder interrogantes demográficas y compartir información sobre el uso que le dan a las redes sociales, incluyendo sus nombres de usuario de Instagram. También se les pidió que escribieron su historial clínico de depresión.

Luego los investigadores analizaron las fotos para tomar medidas cuantitativas de colores, brillos y rostros, así como también otros aspectos más subjetivos como felicidad, tristeza, simpatía, y “grado de interés”.

El hallazgo clave en este nuevo estudio tiene que ver con la curiosa relación entre el color y el humor. En otras palabras, las personas que están deprimidas tenían fotos más “azules, grises y oscuras”. Asimismo, los participantes deprimidos en el estudio fueron más propensos a publicar con mayor frecuencia y a aplicar más y diferentes tipos de filtros.

Para hacerlo más específico, las personas que están deprimidas tienden a elegir filtros en blanco y negro como el denominado “Inkwell”, aseguran; mientras que las personas que no están deprimidas, juegan con filtros mucho más “brillantes” como el Valencia, que aclara el tinte de las imágenes.

Respecto a los rostros, uno de los resultados más interesantes es que los investigadores notaron que los usuarios deprimidos era más propensos a compartir fotos de cara. Aunque en fotos grupales hay menos rostros presentes. “Menos caras pueden ser un indicador de que los usuarios deprimidos interactúan en entornos sociales más pequeños, lo que estaría en concordancia con las investigaciones que aseguran que la depresión reduce la interacción social“, escribieron Reece y Danforth.

Por último, los investigadores señalan que estos hallazgos “sugieren nuevas vías para la detección precoz de la depresión”, aunque no estaría muy claro cómo funcionaría. ¿Será que algún día tendremos que darle nuestro usuario de Instagram al médico? ¿O se utilizará un robot para que escanee millones de Instagram y así, de alguna manera, pueda advertirnos?