Mantener los alimentos en buen estado no es una tarea fácil de realizar y, en muchas ocasiones, conservarlos en el refrigerador no es una solución efectiva para que frutas o verduras no terminen en la bolsa de la basura.
Es por eso que, si eres de los que se deprimen cada vez que abre la nevera al ver alimentos en mal estado, esta nota puede ser una guía con la que podrías terminar de gastar dinero en alimentos que se arruinan antes de que pienses en comerlos.
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Frente a esto la cadena internacional BBC, elaboró un listado con cuatro tópicos que deberías considerar para conservar el alimento en buen estado. Pon atención:
No colocar alimentos que generen etileno cerca de otros que sean perecederos.
Este gas, que no emite olores, es generado por manzanas, plátanos, cebollas o tomates -entre otros-, y su principal problema es que daña y afecta la durabilidad de la lechuga o zanahorias, por ejemplo. Conservarlos en cajones separados evitará problemas. Además, no hay que guardarlos en bolsas cerradas ya que acelera su maduración.
Agrupar los alimentos según su humedad. No todos necesitan la misma dosis para mantener su frescura. Dependiendo del alimento, puede tener más o menos agua.
Los alimentos que tienen más niveles del vital elemento deben ser situados en una superficie que sea capaz de absorberlo. Por el contrario, los alimentos con menos agua hay que colocarlos en una superficie de plástico o deben ser envueltos. De esta manera no se estropean al perder hidratación.
La temperatura: es importante que nunca supere los 4° ni baje del cero.
De no ser así las frutas y verduras sólo sufrirán y el basurero será su lamentable destino. Además se debe evitar ingresar al refrigerador alimentos calientes ya que pueden templar los productos que se encuentren alrededor estropeando su ciclo de conservación en frío.
Finalmente extraer jugo de limón y rociar los productos con el ácido líquido puede ser un remedio eficaz para evitar la oxidación, ya que la vitamina C demora este proceso.
En el caso de champiñones, estos se pueden colocar en una bolsa de papel que absorba su humedad, evitando que se oxiden antes de que se quieran consumir.
