No hay malo con querer conseguir un tono un poco más bronceado para el verano, sin embargo, cuando ese deseo se transforma en una obsesión, tu vida puede estar corriendo un grave peligro.
Eso fue lo que le pasó a Jade Trasher, una enfermera oriunda de Nashville, Estados Unidos, que desde los 13 años tenía sesiones en camas de solarium tres veces por semana.
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Eso hasta que notó un fuerte dolor en su nariz que no parecía sanar. Con el paso del tiempo, Jade se dio cuenta rápidamente de cuál era su problema, debido a su experiencia como enfermera: tenía cáncer en su nariz.
Para tomar una biopsia y analizar su nariz, los cirujanos debieron cortar un pedazo, dejando un agujero no menor en su rostro, lo que a la larga la dejó con una gran cicatriz pero que, a la larga, le salvó la vida.
“Solía tener una cama de solarium en mi casa, pero la tiré a la basura. No quise ni venderla porque no quería que nadie más pasara por lo que yo pasé“, señaló la mujer de 26 años al medio inglés The Daily Mail.
“Definitivamente me arrepiento de los años de bronceado, pero de cierta manera salvé mi piel a una edad joven debido a que tuve cáncer. Si hubiera seguido broncéandome, mi piel hubiese estado mucho peor“, agregó.
Por esta razón, Jade decidió compartir una cruda foto de su nariz, para mostrarle a otros lo que ella hubiese deseado ver, pues cuando se es joven, comentó, “piensas que eres invencible”.
“Cubría siempre mi cara siempre que me metía a la cama bronceadora, y aún así tuve cáncer“, comentó, antes de aconsejar: “Tienes que tener confianza en tu propia piel, sin importar de qué color es. Todo el mundo es hermoso a su manera y nunca debes hacer algo que te pueda provocar daño“.
Pese a que la joven estuvo inmóvil durante dos meses tras su cirugía, afortunadamente su cáncer, que avanzó en silencio durante cinco años, fue descubierto lo suficientemente temprano y Jade no tuvo que someterse a quimio o radioterapia.
Ahora, cuando está bajo el sol, Trasher usa siempre un paraguas y “toneladas” de protector solar.
