Cuando la bombero de Connecticut, Amanda Bernier (31), tenía dos semanas de embarazo, recibió una descorazonadora noticia que cambió para siempre su vida: sufría de esclerosis lateral amiotrófica (ALS por su sigla en inglés). Esta condición se origina por un defecto genético y afecta las neuronas que controlan el movimiento de los músculos voluntarios.

Las células nerviosas se desgastan, mueren y dejan de enviar mensajes a los músculos. La enfermedad primero afecta la capacidad de moverse y progresa hasta que la persona muerte, porque ni siquiera es capaz de respirar por su cuenta. Su caso era tan complicado, que como recoge la revista Redbook, los médicos le dijeron que no sobreviviría para ver a su bebé nacer.

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Pero impresionantemente, Amanda logró soportar la cesárea y con ayuda de las enfermeras, pudo amamantar a su pequeña niña, Arabella. Hoy, la mujer logró completar un nuevo objetivo: a pesar de que está completamente paralizada, pudo celebrar el primer cumpleaños de su niña junto a sus seres queridos.

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“Cuando me diagnosticaron de ALS, preparé cartas de cumpleaños y Navidad para que Arabella las abra cuando no esté aquí. Estoy tan agradecida de estar presente para darle a Arabella esas cartas, junto con algunas de mis joyas”, explicó.

Amanda no sabe si estará aquí otro año más: “Una parte mía es egoísta y quiere estar aquí para Arabella, pero también odio ver a mi esposo, Chris, haciendo todo lo que debe hacer. Me mata que tenga tanto de qué preocuparse y que se vea tan exhausto”, declaró.

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“Espero que Arabella sepa cuánto la amo. Tener ALS no es la forma en que imaginé mi vida. Destruye mi alma saber que no seré su madre por mucho y que crecerá sin mí. Todo pasa por una razón y espero poder estar a su lado como un ángel”, concluyó.

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