Tras 52 años de la muerte de la actriz estadounidense, Marilyn Monroe, por primera vez decidió hablar el hombre que preparó su cuerpo para el funeral. Hablamos del director funerario Allan Abbott, quien pasó la década de los 60 armando servicios fúnebres para celebridades junto a su colega Ron Hast.

Abbott decidió escribir un libro contando todo lo que vio aquella mañana del 5 agosto de 1962, cuando encontraron muerta a la diva de sólo 36 años. En su publicación entrega gruesos detalles sobre lo irreconocible que estaba la diva hollywoodense al momento del hallazgo.

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Aquel día, recibió una llamada de la Estación de Policía de Los Ángeles. En ese entonces, se sospechaba que podría haber muerto por una sobredosis; posteriormente, su deceso fue catalogado como  un sucidio por intoxicación con barbitúricos, droga que ella consumía constantemente para lograr conciliar el sueño, como recoge el medio inglés Mirror.

ARCHIVO | AFP
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Cuando la compañía de Abbott llegó al lugar, su cuerpo ya se encontraba rígido. Ellos intentaron encontrar alguna señal de uso de jeringas, pero fue imposible dar con alguna marca. Según este director funerario, ella lucía irreconocible: su rostro estaba recubierto de manchas púrpuras y sus uñas y raíces del pelo necesitaban cuidado.

“Cuando removieron la sábana que la cubría, fue casi imposible creer que ese era el cuerpo de Marilyn Monroe. Ella lucía muy promedio, como una mujer envejecida que no había sabido cuidar bien de ella misma. Obviamente, las circunstancias que rodearon su muerto fueron exacerbadas por su pobre apariencia”, declaró.

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Como la mujer murió boca abajo, su cuerpo se llenó de manchas y “su cuello estaba muy hinchado”. De hecho, tuvieron que bañarla en la oficina del fiscal y su cabello quedó maltratado y corto. “Podría decir que ella no se lo había teñido en un buen tiempo, porque sus raíces estaban negras y había crecido media pulgada”, explicó, en declaraciones traducidas por Página 7.

Aquel día, era posible apreciar su color de cabello natural, de un castaño claro. También “sus piernas no habían sido afeitadas por al menos una semana y sus labios estaban en mala forma. Además, necesitaba de manicura y pedicura”, detalló Abbott en su libro.

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La funeraria debió realizar una cirugía para reducir la hinchazón en el cuello de la actriz. Aunque encontraron pechos falsos entre sus pertenencias, decidieron no usarlos para el funeral; en vez de eso, rellenaron su sostén con algodón para que luciera más como “ella misma”.