Jessica Kelly es una estudiante de fotografía que quiso atreverse con una serie de retratos que desnudaran la realidad de la prostitución de una forma a la que no estamos acostumbrados, y de la que poco se habla. Es decir, la prostitución masculina.

Pese a que se considera como el oficio más antiguo del mundo, la prostitución sigue siendo un tema rodeado de muchos estigmas y tabús que cuestionan la moral de quienes se desempeñan en este rubro.

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Una de las críticas más comunes que se hace a este mundo es que explota a las mujeres y perpetúa la cosificación sexual. Como contraparte, varios grupos activistas insisten en que cada mujer es libre de decidir qué hacer con su cuerpo, incluyendo convertirse en “profesionales del sexo”.

Es común que cuando se habla de comercio sexual, la discusión se reduzca solo al género femenino, sin embargo, la prostitución masculina ha existido siempre y pocos son los que se han atrevido a mostrarla.

Es por eso que la Jessica quiso explorar este mundo a través de íntimos retratos con la esperanza de derribar uno que otro estigma que rodea a esta industria.

A través de una serie de fotografías titulada Boys, la artista visitó a varios trabajadores sexuales durante un periodo de seis meses, y consiguió capturar imágenes con un foco mucho más natural y que ha sorprendido a varios.

Reuniéndose en diversas habitaciones de hoteles donde estos jóvenes acostumbran a juntarse con sus clientes, y luego de una distendida conversación con cada uno, la fotógrafa se dio cuenta que el sexo era en realidad el 30% del trabajo de estos acompañantes, pues también debían actuar como confidentes y consejeros.

En entrevista con el portal Huck Magazine, Jessica afirmó que quería hacer un proyecto del que no solo pudiera aprender, pues también quería que la impulsara como fotógrafa. “Me he topado con una industria fascinante. Hace un par de años ni siquiera sabía que los hombres también se prostituían. Ahora lo miro de forma diferente, creo que la prostitución femenina tiene más atención, aunque no necesariamente buena”, indicó, agregando: “Los chicos que me explicaban que el sexo es solo el 30% del trabajo. Tienen que aportar a sus clientes compañía, hablarles y hacerles felices”.

Respecto a cómo logró conseguir sus citas, explicó: “Les pagué por el tiempo que duró la sesión de acuerdo a sus tarifas. Siendo una estudiante fue un poco complicado, pero siempre conseguí ahorrar lo suficiente para pagar cada encuentro, pues lo único que tenía claro era que quería retratarles en su cama y con luz natural. Simplemente llegué allí y disparé, no tenía nada preparado”.

A continuación te dejamos con una galería de sus trabajo:

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